domingo, 16 de marzo de 2014

Semana 1

Esta historia la inventé yo, es anónima y, por lo tanto, de dominio público, por lo que puede ser reproducida de cualquier modo. Sólo para adultos.

Personajes:
Emma: recién casada
Peter: recién casado, sumiso

Viene de Encontrado en la red.

La primera semana después de la boda entre Emma y Bob:


El relato de Bob:
Bien, llegó el final de la primera semana de ser un esposo obediente. ¿Y cómo me fue? Los resultados fueron mixtos pero en general bastante positivos. Para mi la parte más prometedora es que ella me ha permitido hacer la mayor de las tareas del hogar mientras ella se relajaba en el salón. Me había preocupado por si ella se iba a sentirse culpable de verme trabajar duro mientras ella no hacía nada y se uniera a mi en las tareas domésticas. Afortunadamente para mi esto no ha sucedido. En ocasiones durante la semana pasada Emma se ha dedicado a ver sus programas favoritos de la tele o disfrutar con su laptop mientras yo estaba cocinando, fregando, limpiando, lavando y planchando la ropa, aspirando y haciendo las camas. Ella ha tratado de ayudarme en un par de ocasiones pero me las he arreglado para que se relaje mientras hacía el trabajo. Perfecto. En toda la semana sólo ha hecho un par de sandwiches y, aún esto fue debido a que yo estaba cargando el coche con cosas pesadas y teníamos prisa así que tuvimos que compartir las tareas. Además de hacer las tareas domésticas, Emma también me ha permitido darle un par de masajes y bañarla, lavar su pelo, frotar la espalda y afeitar sus sobacos y piernas. Estupendo. Su cuerpo es hermoso y su piel es suave, así que para mi que Emma me autorice a mimarla es como una recompensa por todo el trabajo doméstico que he realizado durante la semana. El hecho de que ella disfrute siendo mimada significa que realmente es una cosa placentera para ambos. Siento que yo no disfrutaría si ella no disfrutara de la experiencia. Sin embargo, no debería adquirir el hábito de esperar ningún tipo de recompensa y, pensar en su cuerpo como si fuera una forma de pago sería una falta de respeto.

Creo que, sin darme cuenta, he escogido un buen momento para empezar esta relación femdom. En este momento ella está trabajando duro en otras cosas así que ella quizás sienta que las cosas están bastante balanceadas, lo cual es fantástico. Espero que ella se acostumbre a esta nueva situación y cuando ella haya acabado sus otros trabajos, no sienta la necesidad en absoluto de ayudarme en la casa y, de este modo, alcancemos ambos un nuevo estatus quo. A pesar de ello y gracias a que yo hago todas las tareas del hogar, ella ha tenido algo de tiempo libre para relajarse, ver a sus amigos, ir al gimnasio (me encanta que se mantenga en forma) y convertirse en una dama del placer. La idea de ayudarla  tomar un baño, darle un masaje corto y ayudarla a vestirse para pasar una noche con sus amigos en el centro mientras yo continuo haciendo las tareas caseras es una gran fuente de excitación.

Como es comprensible, su reacción a este cambio repentino en mi comportamiento ha sido motivo de cierta confusión. No ayudó mucho el hecho de que fui incapaz de explicarme correctamente. Me he dado cuenta de que es hasta difícil para mi mismo explicarme mi cambio de comportamiento, en ser obediente, servicial, atento y considerado, siempre poniendo sus necesidades y gustos por delante de los mios propios y respetar todas las decisiones en todos los asuntos. Si tuviera que precisar que eventos resultaron clave en esta semana, creo que lo sucedido el pasado fin de semana fue lo más importante. Después de haber estado bebiendo el sábado por la noche, nos fuimos a la cama, tuvimos una experiencia sexual muy unilateral y ella mostró muy poca consideración para satisfacerme. A la mañana siguiente hicimos el amor pero esta vez ella fue absolutamente unilateral. Darle placer mientras ella mostró consideración cero por mi fue una de las experiencias sexuales más exquisitas de mi vida. La esperanza de que ella se vuelva a comportar del mismo modo ha sido una fuente continúa de energía y entusiasmo desde entonces. Verla como disfruta es un placer inmenso.

Espero que ella será capaz de ver todo esto y abrazar la idea del femdom de todo corazón. Sin embargo, he de tener cuidado de no parecer un pervertido o un tipo raro. Me gustaría que empezara a darme órdenes y a ser un poco más distante y exigente, que espere a ser servida y aceptar mis servicios sin dar las gracias. Espero que se dé cuenta por si misma de las ventajas que para ella tiene este tipo de relación, aunque una semana es poco tiempo para que esto suceda.



El relato de Emma: Mi marido me ha pedido que escriba mis primeras impresiones sobre nuestro matrimonio, en concreto, sobre la primera semana, es decir, la semana pasada, en un blog. Cada domingo por la noche escribiré mis impresiones sobre la semana. He abierto un blog en blogger, cuya dirección no quiero decir, pero pasado un tiempo indefinido, traspasaré lo que escriba en mi blog a su blog (o al revés, ya se verá). No voy a publicar nada en mi blog, sólo mantendré todas las entradas como borrador, para que nadie lea lo que he escrito. Él también mantiene lo suyo en secreto, así que niguno de los dos conoce lo que el otro escribe. Después leeremos ambos blogs y los juntaremos. Es una especie de experimento. Sólo espero que sea divertido y bueno para nuestras relaciones. Empiezo:

Cuando llegué a la ofi, el ogro de mi jefe me tenía reservado parte del trabajo que no pude hacer durante las dos semanas de viaje de novios. Lo más urgente lo había mandado a hacer a otros compañeros/as, pero me había reservado lo menos urgente. Le dije que dedicaría dos horas cada día, de lunes a jueves, ambos días incluidos, hasta que lo acabara. No quedó conforme pero no le dejé otra opción. Tampoco habló de pagarme nada, así que se fastidie.

Desde el lunes hasta el jueves llegaba a casa más cansada de lo habitual. Como sé que los hombres son egoistas, pensé que la casa iba a estar desordenada y sucia, pero a Dios gracias, me equivoqué. Bob lo había hecho todo. La casa estaba limpia y ordenada. La verdad es que como estaba cansada, no miré mucho, pero todo lucía bien. Quise ayudarle, ya que me sentía culpable, pero Bob me quitó la idea de la cabeza. "Debes estar muy cansada, cariño. Relájate, mira la tele o chatea en internet. Déjame, yo me encargo de todo."

Además de trabajador, Bob estaba muy atento conmigo. Supongo que será debido a los primeros meses de matrimonio. Según dicen todas mis amigas casadas, en poco tiempo los hombres cambian y no consigues que se levanten del sofá ni para bajar la basura. Como supongo que eso también pasará con Bob, he decidido disfrutar a tope de este momento. Incluso lamento que mi jefe no me dé más trabajo, ya que sólo me queda para otra semana más. Después de pensar en esto, me vino a la cabeza la idea de mentirle a John y quedarme dos horas en un bar tomando una cerveza y seguir con el cuento del trabajo extra durante algunas semanas más. Es difícil que Bob me descubra, pues no conoce a nadie de mi trabajo. Por otro lado, desde que lo conozco, hace casi tres años, Bob nunca me ha llamado a la oficina, sino que siempre me ha llamado a mi celular. Dudo hasta que tenga agendado el teléfono de mi oficina, aunque está en el listín.

Bob también está muy cariñoso conmigo esta semana. El lunes y el miércoles me dio masajes en el cuello y la espalda y, el viernes, me bañó en la bañera. De alguna manera es como si volviera a mi etapa infantil, cuando mamá me bañaba. Pero me gustó mucho. Es como volver a ser una niña mimada y consentida y como si Bob fuese mi mamá, mimadora y consentidora. No es que mami me diera todos los caprichos, pero si realizábamos muchas actividades juntas. Y una era el baño. Ella me pasaba la esponja enjabonada por todo el cuerpo y después me secaba con la toalla. Me encantaba tomar el baño. Mientras era muy niña me gustó, pero cuando crecí, me dio vergüenza. Era la edad de los cambios físicos y la edad del pavo.

Después se empeñó en que saliera con mis amigas. El jueves durante la cena me dijo que el sábado y el domingo estaban reservados para él, pero que el viernes, ya que no iba a trabajar las dos horas extras, debía salir con las chicas y pasarlo bien.

Quedamos en un restaurante de medio pelo y nos lo pasamos muy divertido hablando sobre mi viaje de novios en el Caribe. Estábamos muy animadas y contentas. Les conté a las chicas que me llamaban mucho la atención algunos negros y mulatos que habían en la playa, bien altos y fornidos. Me entraron ganas de follarme a alguno. Se lo dije a Bob en tono de broma y él me contó que me gustaría verme follar con un negro con una polla enorme. Cuando se lo conté a las chicas no podían creer que le había contado a mi marido mis fantasías sexuales y que él me secundara en ellas. Yo les contesté que estábamos de viaje de placer, que lo dije de broma y que Bob me siguió la broma. ¡Como iba a permitir mi marido que follara con otro hombre! ¡Eso es impensable!

No sé que me pasó el sábado por la noche y el domingo por la mañana. El sábado había bebido un poquito, pero aunque eso ayudó, la causa está en otro lado. Al menos eso creo.

Como vi que Bob estuvo toda la semana haciendo todas las tareas caseras, me volví egoísta. Buscaba sólo mi placer. Hacía algo de calor y llevaba puesto un vestido corto pero viejo. Sólo lo uso para estar por casa, porque es muy cómodo. Me levanté, aproveché que él pasaba por delante de mi, le agarré a Bob de un brazo para que se detuviera y le apreté de los hombros para abajo. Él interpretó mal la señal y se sentó en el suelo tipo fakir. Le dije que se pusiera de rodillas entre mis piernas, me subí la falda del vestido y me bajé las bragas y le obligué a hacerme un cunnilingus. Esploté de placer.

El domingo por la mañana pasó lo mismo, pero yo estaba sentada en el borde de la cama.

El domingo durante el almuerzo y antes del postre, hablamos sobre el asunto. Yo estaba un poco avergonzada y le prometí que no pasaría más, pero Bob me dijo que a él le había gustado mi rudeza. Me quedé un poco sorprendida.

Y esta fue nuestra primera semana de matrimonio. Ardo en deseos de saber que ha escrito mi marido en su blog, pero voy a tener que esperar. Lo malo es que no sabemos cuanto vamos a esperar. Le he preguntado a Bob y me ha dicho que quizás un año, hasta nuestro aniversario de bodas. ¡Para mi va a ser un año muy largo!

Semana 2