martes, 18 de marzo de 2014

Detras de cada gran mujer... 3

Esta historia la inventé yo, es anónima y, por lo tanto, de dominio público, por lo que puede ser reproducida de cualquier modo. Sólo para adultos.

Personajes:

  1. Ama, novia: Janice
  2. Sumiso, novio: Sam
  3. Secretaria, amiga: Julie

Primera parte

Janice, mi bella novia, tenía razón. Pronto tuve que aceptar a Julie como una faceta más de mi propia vida. Aunque era dos años más joven que yo, Janice insistió en que debía tratarla con el mismo respeto y cortesía con que la trataba a ella.

Serví té mientras Janice me explicaba nuestra relación con Julie. Mis mejillas estaban enrojecidas y me sentía muy incómodo y avergonzado y quise volver a la cocina. Sin embargo, Jan insistió en que me quedara. Estaba de pie, nervioso, jugando con mis dedos sobre el dobladillo del bolsillo de mi delantal, mientras las dos mujeres estaban sentadas en el sofá. Con mis ojos mirando al suelo, me hubiera gustado que el suelo se hubiera abierto bajo mis pies.

"Ya sabes, Julie, que Sam y yo vivimos un estilo de vida completamente diferente. Como mi secretaria, cada vez te volveras más involucrada en mi vida personal. Es importante que entiendas nuestra relación. Disfruto en mi trabajo como abogada e intento tener una carrera profesional exitosa. Estoy en un mundo de hombres poderosos. ¿Sabes de donde les viene ese poder?"

"No, señora."

"Porque son inteligentes y astutos, y además despiadados cuando es necesario. Y porque tiene  su mujercita en casa para recibirles cuando llegan a casa. Alguien que se muestra cariñoso y leal sin importar lo que haya sucedido afuera, en las junglas legales. Alguien que tiene la voluntad de dedicar su vida al éxito de su marido. Mi dulce Sam está de acuerdo en hacer eso para mi. Está siempre orgulloso de amarme, hacerme siempre los honores y obedecerme."

En ese momento me cogió la mano. Me acerqué más a ella hasta que nuestros zapatos de tacón alto se tocaron. Hizo una indicación con la mano para que me arrodillara delante de ella. Como miraba al suelo, no pude dejar de admirar sus fuertes muslos envueltos en las medias de nylon que salían de la falda estrecha y elegante de su traje chaqueta. Recordé el orgullo de haberle planchado la falda esta mañana. Su mano dulce y suave acarició mis sonrojadas mejillas y reinició su exposición:

"Naturalmente no es fácil para Sam. Asumir este papel femenino tradicional no es fácil para ningún hombre pero estoy muy orgullosa de él. Trabaja muy duro y hago todo lo que puedo para ayudarle. Espero, Julie, que le ayudes cuando se te presente la ocasión. Quiero reducir al mínimo o eliminar sus tendencias masculinas y por eso, alimento y apoyo su feminidad. Pienso que estuvo muy bien de tu parte el otro día usar de eĺ con palabras femeninas, pero también es bueno recordar que es mi chico feminizado, no una mujer de verdad. Quiero eliminar sus tendencias masculinas mientras aliento su parte femenina. Es muy importante que siempre recuerde su posición."

Hizo una pausa para entregarme su taza vacía. Con la mayor elegancia que pude, me levanté y me puse a caminar sobre mis zapatos de tacón de 10 cms para llenar la taza de nuevo. Sentí la sensación de que las dos mujeres se fijaran en el sonido del frufrú de mi falda. ta,bién llené la taza de Julie y volví a asumir mi posición de antes.

"Sam entiende que también debe obedecerte y complacerte. Deberás hacerme saber si alguna vez te hace enojar en lo más mínimo o no te obedece. Como mi secretaria que eres, pretendo que trabajes lo máximo posible. Eres muy eficiente, pero esto no basta. Necesito una secretaria que trabaje tanto como yo. Y eso implica menos horas libres para ti. Por eso he decidido que Sam limpiará tu piso dos o tres veces a la semana. Él necesita practicar cuantas más veces pueda la limpieza, el lavado de la ropa, la plancha y otras tareas del hogar. En casa le sobra tiempo y la ociosidad no es buena para nadie. Mantener el cuerpo ocupado significa mantener la mente ocupada y, por lo tanto, libre de tentaciones de ocuparse de perversiones. Y también tendrá, como mi pareja que es, aprender a conversar y a entretener a la gente cuando tengamos invitados."

Lo de "necesita prácticar cuantas más veces pueda la limpieza, el lavado de la ropa, la plancha y otras tareas del hogar" sonaba a chiste, pero así es mi Jan, capaz de decir seriamente cosas que sonaban a broma.

Jan cogió mi barbilla, me la inclinó para abajo y me miró directamente a los ojos.

"Pienso que nuestro Sam, en secreto, disfruta sometiéndose a la voluntad de las mujeres. Yo he descubierto ese lado de su caracter y lo he sacado a la luz. Pero creo que es muy reacio a complacer a los hombres."

Inmediatamente me puse en alerta. No podia creer lo que estaba diciendo. Ella sonrió ampliamente ante el asombro que expresaba mi rostro. Sin duda estaba disfrutando el momento. Aunque no la podía ver, creo que Julie también tenía una sonrisa en su cara. Jan reanudó su monólogo:

"He elegido un chico para ayudarle a aprender todo sobre la feminidad. Todas las chicas hemos experimentado alguna vez como un hombre intenta conquistarnos. Sam nunca será una mujer de verdad hasta que no pase por esa experiencia como esa. Charles vendrá el jueves de la próxima semana por la noche, así que tenemos justo una semana para preparalo todo. Va a ser algo inolvidable para ella."

En los últimos meses me había ido preparando para asumir el papel femenino de la pareja mientras que mi novia asumía el papel masculino, pero, ciertamente, no estaba preparado para esto. No me gustaba la idea de tener otro hombre en casa, especialmente si iba a ser "mi pareja". No sabía si el tal Charles tenía inclinaciones homosexuales y si Janice pretendía que él y yo tuviéramos relaciones sexuales. Como yo tenía el papel femenino, obviamente Charles debia tener el papel masculino, lo que incluía ser penetrado analmente. Por supuesto, yo no tenía ninguna inclinación sexual hacia otros hombres. Bueno, en la medida en que se me pudiera considerar hombre. Lo que yo tenía claro es que una cita entre yo y otro hombre no se iba a desarrollar sin sexo. Janice ya lo había dicho: "Todas las chicas hemos experimentado alguna vez como un hombre intenta conquistarnos." Y yo tenía claro que Janice quería que yo, como chica, tuviera (o sufriera) esa misma experiencia. Obviamente, Jan había ido demasiado lejos. Una cosa es "jugar", medio en broma, medio en serio, a que yo soy una mujer y otra muy distinta, tener relaciones sexuales como una mujer. Empecé a quejarme:

"Vamos, Sam, no va a ser tan malo. Todas las chicas tienen una respuesta inicial de rechazo. Pero una vez experimentan lo bueno de tener un hombre fuerte que la abraze, todas cambian de opinión. Tan sólo espera y verás lo bien que te sientes. Después siempre desearás estar en los brazos de un hombre joven y apuesto y, estarás ávida de su atención masculina."

"Por cierto, cambiando de tema: Sam, he encontrado este vídeo en Youtube y me ha dado que pensar. Vamos a buscar la ayuda de una profesional para hacer de ti una transformación excelente. De este modo estarás más segura de que nada te echará a perder la noche."

Posteriormente esa noche, estábamos las tres en el dormitorio de Jan. Estaba ayudándolas a ponerse la ropa de noche -bueno, en realidad, las desvestía y las vestía con la ropa de noche, ya que ellas no hacían mucho esfuerzo por facilitarme la tarea- cuando experimenté un sentimiento bastante extraño. Ya había desnudado y vestido a Jan cuando empezé con Julie. Bajé la cremallera de la falda de Julie, la cual cayó hasta el suelo. La ayudé a dar un paso fuera de la falda pero, en ese momento sentí algo nuevo. Hasta ahora había tenido con Julie en momentos como ese un sentimiento de vergüenza, pues siempre la consideraba como una persona ajena a la casa. Ahora experimentaba un sentimiento de cercanía, como si Julie y yo fuéramos hermanas. Después le saqué la blusa, posteriormente las medias y ella quedó sólo con ropa interior. Me arrodillé delante de Julie y le bajé sus bragas de color rosa hasta el suelo. Después le quité el sujetador. Mi polla ni se inmutó. Janice me alborotó mi pelo afectuosamente:

"Cariño, eres un completo afeminado. Vas a ser la mejor ama de llaves y criada que cualquier mujer puede desear."

Enrojecí de vergüenza pero de una vergüenza diferente a la que sentia antes. Las palabras de Jan me alababan y, por eso, enrojecí. Juli se agachó sobre mí. Envolviendo mi cara con sus suaves manos, me hizo levantar, al mismo tiempo que me daba un tierno y prolongado beso en la frente. Sentí los duros pezones de sus pechos presionar contra los míos a través de la ropa de mi camisón y el algodón de relleno de mi sostén.

"Ahora dale las buenas noches a tu novia y a mi y ve a dormir al sofá, hermanita."

¿Había leído Julie mi mente?

Pero no tuve mucho tiempo para pensar. Julie me abarzó y me besó. A pesar de mis zapatos de tacón, Julie aún estqaba a la misma altura que yo. Julie hizo risitas por lo bajo cuando me vio levantar la pierna derecha hacia atrás hasta que mi pie derecho tocó mi trasero, en una postura muy femenina.

Antes de dejarme ir al sofá cama, Jan me dijo:

"Piensa que vestido te gustaría ponerte. Charles es un hombre de apariencia masculina y tendrías que llevar un vestido muy femenino. Mañana bien temprano buscas en internet."

Salí del dormitorio y Julie salió detrás de mi rumbo a mi dormitorio.


Parte 4.

lunes, 17 de marzo de 2014

Semana 2

Esta historia la inventé yo, es anónima y, por lo tanto, de dominio público, por lo que puede ser reproducida de cualquier modo. Sólo para adultos.

Personajes:
Emma:recién casada
Peter: recién casado, sumiso

Inicio de la historia: encontrado en la red.

Resumen: Bob y Emma están recien casados. Desde un poco antes de la boda, Bob decidió dejar de pelear con Emma, quién tiene un caracter un poco fuerte y convertir su matrimonio en uno liderado por su esposa. Pero no le dice nada, sino que actúa como un marido sumiso, haciendo todas las tareas de casa y, cuidando y mimando a su bella esposa, esperando a que ella se dé cuenta por sí sola. Mientras tanto, Bob le pide a su esposa que escriba una especie de diario íntimo en un blog mientras él hace lo mismo en otro blog. Cada uno de ellos escribe sus impresiones sobre los inicios del matrimonio, semana a semana, pero lo mantiene oculto a los ojos del otro miembro de la pareja. Se supone que un día, sin decidir cuando, cada uno leerá el blog del otro y juntarán los dos relatos en un blog o web. Las entradas con la etiqueta Emma y Bob son el resultado de juntar los dos blogs. En todo caso no es más que una historia inventada.

El relato de Emma:

Bob estuvo esta semana aún más cariñoso que la semana pasada. Todos los días me preparó un baño, me enjabonó todo el cuerpo, me sacó el jabón, me secó con la toalla y me dio un masaje en la espalda y el cuello. Aunque estaba boca abajo, sentí su polla dura rozar mi piel en un par de ocasiones pero le dije que lo dejara para otro día. Todas mis amigas me dicen que cuando viven en pareja con un hombre, se ven "obligadas" de algún modo a dejarse follar, pero eso no va conmigo. Nunca me dejé avasallar por ningún hombre. Si yo tengo ganas, follo, pero si no tengo ganas, no hay sexo. En eso soy muy intransigente. Además, la polla de Bob no es muy grande ni él la sabe usar muy bien. Lo siento, cariño, sé que te va a doler cuando leas esto, pero es la verdad. Trendrás que darme placer usando otros métodos: un dedo, la boca, usando pollas de plástico que cubren la tuya. Hoy en día hay muchos métodos. Bueno, esto me recuerda que cuando cobre a final de mes tengo que comprame algún aparatito sexual. Una no es de piedra.

He seguido trabajando toda la semana dos horas más cada día, incluso el viernes, a pesar de que había dicho lo contrario. En la oficina hay mal ambiente y dicen que los jefes están pensando en reducir la plantilla. Espero que no me toque a mí. Pero al menos acabé la faena que tenía pendiente.

Bob ha estado trabajando en casa comprando, cocinando, lavando la ropa, planchándola, etc. Antes he usado la palabra cariñoso y si, es cierto, está más cariñoso, pero esta palabra sola no expresa todo: Bob está más cariñoso, pero también más servicial, más humilde, más pendiente de mi. No sé, me parece una actitud bastante rara para un hombre. Nunca he conocido a ninguno que le guste las tareas del hogar. ¿Mi Bob me ha salido un "cocinitas"? Sé que hay hombres que les gusta cocinar, pero ¿a quién le gusta limpiar? En general tampoco nos gusta a las mujeres. Sé que hay mujeres a las que les obsesiona la limpieza. Mi tía Romina es de esas. Nunca les parece que todo está suficientemente limpio. Pero este es un pequeño desorden mental. Pero no creo que este sea el caso de Bob: limpia mucho y muy bien pero no parece estar obsesionado con ello.

Pero además, Bob no sólo se ocupa de la casa, sino también de mi. Cuando estamos los dos en casa, no me deja ayudarle en nada. No me deja ayudarle a hacer la cena, a poner la mesa, a retirarla, a lavar los platos. Insiste en que me relaje, que escuche música, que use la computadora para contactar con mis amigas.

Sábado y domingo follamos, pero decidí no hacer la postura del misionero sino que le puse en la cama boca arriba, le chupé la polla y me senté sobre ella. Hay menos contacto físico entre los dos pero me recompensa mejor, porque me parece que estoy sobre él, no sólo en el plano físico, sino también en la relación de pareja.

Si intento psicoanalizarme veo que cuando él está trabajando y yo estoy sin hacer nada, o cuando está dándome un masaje sobre la cama, o enjabonándome en la bañera, estas acciones despiertan en mi una especie de sentimiento de superioridad, de ser como una reina o una princesa a la que le sirve un esclavo. Me está gustando demasiado y temo que algún día acabe todo. A todos nos gusta ser mimado y ser el centro de atención de nuestra pareja, pero lo malo es cuando la cosa es temporal y después, cuando todo acaba, que da la decepcionante realidad. Espero que esto no acabe nunca porque parece que es adictivo.



Relato de Bob:

Emma vino el lunes de pésimo humor. Tiene buen caracter escepto cuando está de mal humor. En esos casos, la hace pagar a los demás. En este caso, a mi, que soy quién está siempre cerca.

Le pregunté porque estaba de mal humor y me contestó, a regañadientes, que en la ofi había un rumor de que se produciría una reducción de la plantilla. Aquello me extrañó porque Emma estaba haciendo horas extras, sin cobrarlas, pero no dije nada sobre esta aparente contradicción. Para tranquilizarla, le dije que todo iba a pasar y que no sucedería nada perjudicial para ella:

- ¿Y tú que sabes? ¿Conoces los planes de los jefes? ¿Tienes alguna información que yo no conozca o lo tuyo es hablar por hablar?

- Perdona, yo sólo petendía tranquilizarte.

- Lo siento, te pido perdón.

Entonces comprendí que, además de meter la pata, debía cambiar de táctica. Decidí mostrame más sumiso y cariñoso con ella. Me aparté de ella y al cabo de una media hora, le pregunté si quería tomar un baño. Me ofrecí a prepararle la bañera:

-Si, gracias -contestó todavía seria.

Después de tomar el baño y darle un masaje, su ánimo cambió. Estaba tranquila y relajada.

- Mira, yo no puedo modificar los males que te puedan pasar en la oficina, pero si puedo darte un baño y masajearte. Por lo menos, vas a estar relajada cuando vayas a la cama.

- Gracias, cariño, lo agradezco mucho. ¿Puedes traerme una pastilla del tranquilizante que tomo de vez en cuando?

- Lo siento, no queda. Se acabó.

- Vaya contrariedad. Voy a tener que llamar a Sandra para que me haga una receta.

- Te traigo el móvil -y salí corriendo.

Sandra es una de sus amigas y es médico. Después de llamar a Sandra, me ofrecí para ir a su casa y después ir a la farmacia. Cuando volví ya estaba dormida en la cama sin cenar. Estaba hambriento, pues era más tarde de lo habitual, pero esperé como un perrito sentado en el borde de la cama. Al cabo de poco más de una hora se despertó.

- Mientras estabas fuera me dormí. Se ve que el baño y el masaje me relajaron mucho. No sé que haría sin ti. Mi vida sería mucho más difícil. Ahora lamento haberte reñido como a un niño malo, pero vine cansada y nerviosa.

- Cariño, yo estoy encantado de servirte. Yo sólo trabajo media jornada, aunque en la práctica terminan siendo seis horas, pero al mediodía ya estoy libre. Normalmente trabajas cuatro horas más, pero estos día estás trabajando hasta doce horas. Y si hay rumores en la oficina, normal que descarges tu ira conmigo. Pero yo siempre estoy encantado de servirte. Tu felicidad es lo que más me importa.

- Gracias cariño -y me dio un beso.

Para mi esto fue lo más relevante de la semana, pues significaba un gran paso hacia mi objetivo de establecer un dominio femdom en nuestra vida.

http://obedientboyfriend.blogspot.com.ar/2011/10/todays-pampering.html

domingo, 16 de marzo de 2014

Semana 1

Esta historia la inventé yo, es anónima y, por lo tanto, de dominio público, por lo que puede ser reproducida de cualquier modo. Sólo para adultos.

Personajes:
Emma: recién casada
Peter: recién casado, sumiso

Viene de Encontrado en la red.

La primera semana después de la boda entre Emma y Bob:


El relato de Bob:
Bien, llegó el final de la primera semana de ser un esposo obediente. ¿Y cómo me fue? Los resultados fueron mixtos pero en general bastante positivos. Para mi la parte más prometedora es que ella me ha permitido hacer la mayor de las tareas del hogar mientras ella se relajaba en el salón. Me había preocupado por si ella se iba a sentirse culpable de verme trabajar duro mientras ella no hacía nada y se uniera a mi en las tareas domésticas. Afortunadamente para mi esto no ha sucedido. En ocasiones durante la semana pasada Emma se ha dedicado a ver sus programas favoritos de la tele o disfrutar con su laptop mientras yo estaba cocinando, fregando, limpiando, lavando y planchando la ropa, aspirando y haciendo las camas. Ella ha tratado de ayudarme en un par de ocasiones pero me las he arreglado para que se relaje mientras hacía el trabajo. Perfecto. En toda la semana sólo ha hecho un par de sandwiches y, aún esto fue debido a que yo estaba cargando el coche con cosas pesadas y teníamos prisa así que tuvimos que compartir las tareas. Además de hacer las tareas domésticas, Emma también me ha permitido darle un par de masajes y bañarla, lavar su pelo, frotar la espalda y afeitar sus sobacos y piernas. Estupendo. Su cuerpo es hermoso y su piel es suave, así que para mi que Emma me autorice a mimarla es como una recompensa por todo el trabajo doméstico que he realizado durante la semana. El hecho de que ella disfrute siendo mimada significa que realmente es una cosa placentera para ambos. Siento que yo no disfrutaría si ella no disfrutara de la experiencia. Sin embargo, no debería adquirir el hábito de esperar ningún tipo de recompensa y, pensar en su cuerpo como si fuera una forma de pago sería una falta de respeto.

Creo que, sin darme cuenta, he escogido un buen momento para empezar esta relación femdom. En este momento ella está trabajando duro en otras cosas así que ella quizás sienta que las cosas están bastante balanceadas, lo cual es fantástico. Espero que ella se acostumbre a esta nueva situación y cuando ella haya acabado sus otros trabajos, no sienta la necesidad en absoluto de ayudarme en la casa y, de este modo, alcancemos ambos un nuevo estatus quo. A pesar de ello y gracias a que yo hago todas las tareas del hogar, ella ha tenido algo de tiempo libre para relajarse, ver a sus amigos, ir al gimnasio (me encanta que se mantenga en forma) y convertirse en una dama del placer. La idea de ayudarla  tomar un baño, darle un masaje corto y ayudarla a vestirse para pasar una noche con sus amigos en el centro mientras yo continuo haciendo las tareas caseras es una gran fuente de excitación.

Como es comprensible, su reacción a este cambio repentino en mi comportamiento ha sido motivo de cierta confusión. No ayudó mucho el hecho de que fui incapaz de explicarme correctamente. Me he dado cuenta de que es hasta difícil para mi mismo explicarme mi cambio de comportamiento, en ser obediente, servicial, atento y considerado, siempre poniendo sus necesidades y gustos por delante de los mios propios y respetar todas las decisiones en todos los asuntos. Si tuviera que precisar que eventos resultaron clave en esta semana, creo que lo sucedido el pasado fin de semana fue lo más importante. Después de haber estado bebiendo el sábado por la noche, nos fuimos a la cama, tuvimos una experiencia sexual muy unilateral y ella mostró muy poca consideración para satisfacerme. A la mañana siguiente hicimos el amor pero esta vez ella fue absolutamente unilateral. Darle placer mientras ella mostró consideración cero por mi fue una de las experiencias sexuales más exquisitas de mi vida. La esperanza de que ella se vuelva a comportar del mismo modo ha sido una fuente continúa de energía y entusiasmo desde entonces. Verla como disfruta es un placer inmenso.

Espero que ella será capaz de ver todo esto y abrazar la idea del femdom de todo corazón. Sin embargo, he de tener cuidado de no parecer un pervertido o un tipo raro. Me gustaría que empezara a darme órdenes y a ser un poco más distante y exigente, que espere a ser servida y aceptar mis servicios sin dar las gracias. Espero que se dé cuenta por si misma de las ventajas que para ella tiene este tipo de relación, aunque una semana es poco tiempo para que esto suceda.



El relato de Emma: Mi marido me ha pedido que escriba mis primeras impresiones sobre nuestro matrimonio, en concreto, sobre la primera semana, es decir, la semana pasada, en un blog. Cada domingo por la noche escribiré mis impresiones sobre la semana. He abierto un blog en blogger, cuya dirección no quiero decir, pero pasado un tiempo indefinido, traspasaré lo que escriba en mi blog a su blog (o al revés, ya se verá). No voy a publicar nada en mi blog, sólo mantendré todas las entradas como borrador, para que nadie lea lo que he escrito. Él también mantiene lo suyo en secreto, así que niguno de los dos conoce lo que el otro escribe. Después leeremos ambos blogs y los juntaremos. Es una especie de experimento. Sólo espero que sea divertido y bueno para nuestras relaciones. Empiezo:

Cuando llegué a la ofi, el ogro de mi jefe me tenía reservado parte del trabajo que no pude hacer durante las dos semanas de viaje de novios. Lo más urgente lo había mandado a hacer a otros compañeros/as, pero me había reservado lo menos urgente. Le dije que dedicaría dos horas cada día, de lunes a jueves, ambos días incluidos, hasta que lo acabara. No quedó conforme pero no le dejé otra opción. Tampoco habló de pagarme nada, así que se fastidie.

Desde el lunes hasta el jueves llegaba a casa más cansada de lo habitual. Como sé que los hombres son egoistas, pensé que la casa iba a estar desordenada y sucia, pero a Dios gracias, me equivoqué. Bob lo había hecho todo. La casa estaba limpia y ordenada. La verdad es que como estaba cansada, no miré mucho, pero todo lucía bien. Quise ayudarle, ya que me sentía culpable, pero Bob me quitó la idea de la cabeza. "Debes estar muy cansada, cariño. Relájate, mira la tele o chatea en internet. Déjame, yo me encargo de todo."

Además de trabajador, Bob estaba muy atento conmigo. Supongo que será debido a los primeros meses de matrimonio. Según dicen todas mis amigas casadas, en poco tiempo los hombres cambian y no consigues que se levanten del sofá ni para bajar la basura. Como supongo que eso también pasará con Bob, he decidido disfrutar a tope de este momento. Incluso lamento que mi jefe no me dé más trabajo, ya que sólo me queda para otra semana más. Después de pensar en esto, me vino a la cabeza la idea de mentirle a John y quedarme dos horas en un bar tomando una cerveza y seguir con el cuento del trabajo extra durante algunas semanas más. Es difícil que Bob me descubra, pues no conoce a nadie de mi trabajo. Por otro lado, desde que lo conozco, hace casi tres años, Bob nunca me ha llamado a la oficina, sino que siempre me ha llamado a mi celular. Dudo hasta que tenga agendado el teléfono de mi oficina, aunque está en el listín.

Bob también está muy cariñoso conmigo esta semana. El lunes y el miércoles me dio masajes en el cuello y la espalda y, el viernes, me bañó en la bañera. De alguna manera es como si volviera a mi etapa infantil, cuando mamá me bañaba. Pero me gustó mucho. Es como volver a ser una niña mimada y consentida y como si Bob fuese mi mamá, mimadora y consentidora. No es que mami me diera todos los caprichos, pero si realizábamos muchas actividades juntas. Y una era el baño. Ella me pasaba la esponja enjabonada por todo el cuerpo y después me secaba con la toalla. Me encantaba tomar el baño. Mientras era muy niña me gustó, pero cuando crecí, me dio vergüenza. Era la edad de los cambios físicos y la edad del pavo.

Después se empeñó en que saliera con mis amigas. El jueves durante la cena me dijo que el sábado y el domingo estaban reservados para él, pero que el viernes, ya que no iba a trabajar las dos horas extras, debía salir con las chicas y pasarlo bien.

Quedamos en un restaurante de medio pelo y nos lo pasamos muy divertido hablando sobre mi viaje de novios en el Caribe. Estábamos muy animadas y contentas. Les conté a las chicas que me llamaban mucho la atención algunos negros y mulatos que habían en la playa, bien altos y fornidos. Me entraron ganas de follarme a alguno. Se lo dije a Bob en tono de broma y él me contó que me gustaría verme follar con un negro con una polla enorme. Cuando se lo conté a las chicas no podían creer que le había contado a mi marido mis fantasías sexuales y que él me secundara en ellas. Yo les contesté que estábamos de viaje de placer, que lo dije de broma y que Bob me siguió la broma. ¡Como iba a permitir mi marido que follara con otro hombre! ¡Eso es impensable!

No sé que me pasó el sábado por la noche y el domingo por la mañana. El sábado había bebido un poquito, pero aunque eso ayudó, la causa está en otro lado. Al menos eso creo.

Como vi que Bob estuvo toda la semana haciendo todas las tareas caseras, me volví egoísta. Buscaba sólo mi placer. Hacía algo de calor y llevaba puesto un vestido corto pero viejo. Sólo lo uso para estar por casa, porque es muy cómodo. Me levanté, aproveché que él pasaba por delante de mi, le agarré a Bob de un brazo para que se detuviera y le apreté de los hombros para abajo. Él interpretó mal la señal y se sentó en el suelo tipo fakir. Le dije que se pusiera de rodillas entre mis piernas, me subí la falda del vestido y me bajé las bragas y le obligué a hacerme un cunnilingus. Esploté de placer.

El domingo por la mañana pasó lo mismo, pero yo estaba sentada en el borde de la cama.

El domingo durante el almuerzo y antes del postre, hablamos sobre el asunto. Yo estaba un poco avergonzada y le prometí que no pasaría más, pero Bob me dijo que a él le había gustado mi rudeza. Me quedé un poco sorprendida.

Y esta fue nuestra primera semana de matrimonio. Ardo en deseos de saber que ha escrito mi marido en su blog, pero voy a tener que esperar. Lo malo es que no sabemos cuanto vamos a esperar. Le he preguntado a Bob y me ha dicho que quizás un año, hasta nuestro aniversario de bodas. ¡Para mi va a ser un año muy largo!

Semana 2

sábado, 15 de marzo de 2014

Encontrado en la red

Esta historia la encontré en la red (en inglés) y es anónima y, por lo tanto, de dominio público, por lo que puede ser reproducida de cualquier modo. Sólo para adultos. La he desarrollado mucho y cambiado a mi gusto, de tal modo que mi historia es muy diferente de la original.

En 2005 tuve una revelación. Me di cuenta de que mi compañera, Emma, es superior a mi en todos los aspectos de la vida y en cualquier momento y, los esfuerzos que desperdicié resistiendo su naturaleza controladora y discutiendo sus decisiones estarían mejor invertidos en trabajar tan duro como sea posible para hacerla feliz. Desde que acepté su superioridad he sido un compañero más atento y colaborador y nuestra relación está floreciendo de nuevo. Nos casaremos pronto y espero tener una vida de servidumbre feliz. Quiero tomar las cosas en la medida de lo posible en esta dirección y ser feliz aceptando sus otros amantes. De hecho, consideraría un privilegio ser capaz de mimarla y ayudarla a prepararse para una cita, pagar los gastos y pasar la noche limpiando la casa. Si nada de esto sucede, será debido a Emma. Aunque quisiera ser tratado en muchos aspectos como un felpudo, también me gustaría que nuestra relación estuviera repleta de amor y comprensión. Se nos presentarán desafios y todo esto es nuevo para mi, ya que previamente he sido muy positivo en mis relaciones.

Continúa.

Humor Femdom


¡Sorpresa Lenny! Te gusta mucho vestirte de mujer, así que pensé que Joe, aquí presente, podría enseñarte que se siente siendo una mujer de verdad.

¡Te envidio! ¡Mira el tamaño de esa polla! Lo malo es que él es gay... Ahora me tengo que ir a buscar un hombre de verdad por mis propios medios. Estaré de vuelta en un par de días. Ta, ta, ta... ¡Feliz cumpleaños!

Como convertí a Peter en sumiso

Esta historia la inventé yo, es anónima y, por lo tanto, de dominio público, por lo que puede ser reproducida de cualquier modo. Sólo para adultos.

Personajes:
Val: esposa, dominatrix
Peter: marido, sumiso


Yo ya había obligado a Peter hacer toda la colada. Hay pocas cosas que me gusten menos que hacer la colada, y una de ellas es planchar. Así que Peter hace toda la plancha también. Él se ha vuelto bastante bueno planchando, realmente mejor que yo lo hice nunca. Pero al principio, tanto la colada como la plancha eran una pelea para él. La primera vez fue lamentable. Fue mejorando, despacio al principio. Fue la primera vez que le entrené en la colada y en la plancha, y a él no quería hacer estas cosas. Ahora está orgulloso de hacerlas.

Varios meses atrás leí un artículo en una revista de mujeres que me hizo pensar. Era un artículo sobre esposas que dejan sus tareas caseras a sus maridos o parejas. Bien, "dejar" no es exactamente la expresión, sino más bien "exigir". Algunos maridos permanecían en casa todo el día, otros trabajaban fuera. El artículo se refería a ellos como houseboys. Mientras que las revistas para mujeres que leía a menudo tienen artículos picantes, este estaba un poco por encima de la escala superior. Esto me hizo pensar y me puse a buscar en Internet. Busqué "houseboy". Al principios solo encontré entradas sobre relaciones gays, pero continué buscando y encontré algunos sitios de dominación femenina que hablaban sobre los houseboys.

Nunca antes había conocido la dominación femenina, pero me gustó la idea de que mi perezoso marido hiciera su parte de las tareas del hogar. Cuanto más leía, más pensaba sobre el tema, y más quería un houseboy en casa. Decidí convertir a Peter en mi houseboy, pero no estaba segura como hacerlo.

Peter es un tipo muy macho. Él es un buen atleta, está en forma y le gustaba pasar el rato con sus amigos. Él no era una presa fácil, y decididamente los demás le veían como el que lleva los pantalones en nuestra familia. Sabía que me costaría si le planteaba directamente que realizara las tareas de casa. Pero una noche tuve suerte.

Estaba en el sótano haciendo la colada cuando Peter apareció detrás de mi y me abrazó cariñosamente, asiendo mis pechos por debajo de mi camiseta (no llevaba sujetador) y apretando su polla contra mi culo. Murmuró algo en mi oreja y empezó a desabotonar mis jeans. No era necesario ser un genio para imaginarse que quería follarme allí mismo. Protesté suavemente dejando que deslizara mis jeans y mi tanga hasta las rodillas. Me levantó y me puso sobre la lavadora y sacó su polla.

"Peter, estoy muy cansada y hay otra carga para la lavadora, y otras dos que hay que planchar y doblar, y otra para la secadora. No me puedo relajar lo suficiente como para hacer el amor hasta que el trabajo esté hecho".

"Oh, venga baby", rogó, "puedes acabarlo más tarde".

"Estaré demasiado cansada entonces, y es necesario hacerlo esto ahora".

"OK, hazlo ahora y después sube las escaleras y lo haremos", bramó.

"Para entonces, estaré demasiado cansada para el sexo, cariño. Si te parece, hacemos un trato. Necesito llamar a mi hermana. Mientras hago esto, acaba tu mi faena."

Me abrazó, me besó y me tocó el culo. Le aparté y le dije: "Tómalo o déjalo", y subí las escaleras sonriendo. Sabía que le tenía en mis manos. Me serví un vaso de vino y llamé a mi hermana. En realidad no tenía ninguna necesidad de llamarla, pero ya que lo había dicho, lo hice. No estaba, así que me repantigué en el confortable sofá de nuestro dormitorio y leí un libro mientras Peter hacia toda la colada y la plancha. Cuando Peter acabó y subió con dos cargas de ropa planchada que ya estaban secas y dobladas, vino a encontrase conmigo. Le repasé la ropa y se la hice doblar de nuevo, ya que estaba mal hecho, le di algunos consejos y le mandé abajo de nuevo para comprobar si todo funcionaba bien, y le dije que no subiera hasta que toda la ropa estuviese debidamente lavada, planchada y doblada.

Se cagó en mi, pero caliente como estaba, hizo lo que le pedí.



Cuando hizo lo que le exigí, le dejé salirse con la suya. Peter tuvo la noche de pasión más afortunada de toda su vida. Y yo, sinceramente, también. Me esforcé en que así fuera. Nunca antes había disfrutado tanto del sexo y creo que Peter tampoco. Así que, la siguiente vez que le pedí que hiciera la colada y la plancha, le di un beso de tornillo al mismo tiempo que acariciaba su polla por encima de su pantalón. Ahora él hace toda la colada y la plancha. Mientras tanto, yo me dedico a mi misma: tomo un baño, me depilo, me corto las uñas, me relajo escuchando música o viendo la tele. A veces cuando acaba toda su tarea, es afortunado y yo estoy despierta; a veces, no tiene suerte, y estoy dormida. Pero no se atreve a despertarme.

Pasaron unas semanas y me di cuenta de que cada vez que le pedía a Peter que hiciera la colada, se le ponía dura. Con la sola mención de la palabra mágica, "colada", ya se le notaba el bulto a través del pantalón. Entonces acostumbraba a gastarle bromas y a calentarle aún más, al estilo de una vulgar calientapollas. Entonces el se ponía rojo como un tomate y miraba a los pies. Esto me dio la esperanza que iba por buen camino y que podía continuar y conseguir más cosas. Esa era mi interpretación, al menos, de su actitud, porque no decirlo, sumisa y obediente.

Todo lo que leí en Internet sobre los "houseboys", los matrimonios dirigidos por la esposa, etc., apuntaba a que muchos hombres les gustaba ser dominados pos su pareja. De hecho, había más hombres que mujeres deseando establecer una relación así. Es más, según leí, muchas mujeres, cuando su hombre se lo proponía (en muchos casos la iniciativa partía del varón), rechazaban tomar este papel en el hogar.Como al principio todo había funcionado bien, yo me animé a continuar dando un paso más allá. Aunque también es cierto que en la primera batalla, había usado el sexo como arma, lo cual me daba ventaja, ya que Peter era muy caliente y fogoso.

En una ocasión de las que caí dormida como un tronco mientras Peter estaba haciendo sus tareas, esto es, lavar y planchar, él se metió en bolas en la cama y restregó su cuerpo desnudo contra el mío, y empezó a besarme la nuca. Cuando me desperté, lo primero que noté fue su dura polla contra mi culo. Yo solo llevaba puesta las bragas, lo que le debió calentar aún más. Murmuré que estaba durmiendo y le rogué que me dejara continuar en los brazos de Morfeo. Él insistió. Yo le pedí de nuevo que me dejara dormir, pero él ignoró mis peticiones y continuó. Entonces, ya despierta del todo, me di cuenta de que ese era el momento que estaba esperando.

Me levanté como un resorte, encendí la luz de la lamparilla de la mesita de noche y me enfrenté a él. Puse mi cara enfrente y muy cerca de la suya, como en un desafío, y le cogí las bolas con mis manos estiré de la bolsa hacia abajo. La posición era la siguiente: ambos estábamos de rodillas en la cama, con nuestras caras enfrente y a a penas unos centímetros la una de la otra, y yo con sus bolsa testícular en mis mano derecha. Él con su polla tiesa y totalmente desnudo, y yo solo llevaba puesta las bragas. Al principio quedó muy sorprendido,pero después reaccionó, pero de la manera más inesperada para mí: temblaba como una hoja y parecía a punto de llorar. No podía ser por el dolor, ya que apenas había apretado. O quizás esa parte de la anatomía masculina era muy sensible. Yo no lo sabía, porque nunca lo había hecho antes. Supongo que la mayoría de las mujeres se iban a la tumba sin hacerlo. Por lo tanto, no tenía experiencia.

Le conocía bien, así que cuando se puso a temblar, era porque estaba nervioso y excitado. Sabía que era mío, que estaba en mi poder. Le tenía agarrado por las bolas, no solo físicamente, sino también metafóricamente.

- Peter, Te pedí que me dejaras dormir, y no me hicistes caso.

En lugar de contestar, continuó mirando hacia abajo, como si hubiese algo interesante en la cama. Cogí su barbilla con mi mano izquierda y le levanté la cara:

- Mírame a los ojos cuando te hablo.


Peter murmuró:

- Bien.

- Bien, ¿que?- dije gritando: Me despiertas porque estás caliente, te digo... mejor dicho, te ordeno que me dejes en paz, que estoy muy cansada, y no me haces caso. Te lo dije otra vez, y tu tampoco me dejas dormir por segunda vez, ¿Que se supone que tengo que hacer para que me dejes dormir? No me respetas en absoluto, ¿verdad que no?
Silencio por su parte. Oprimo un poco más sus bolas, y le oí murmurar por lo bajo: Si. Oprimo aún más sus bolas al tiempo que digo:

- No te escuché. Más fuerte.
- Si- dijo de una forma claramente audible.
- No te oigo - dije al tiempo que apreté un poco más con mi mano derecha.
- Si - gritó el.


Su cara estaba roja, y esta vez no era de vergüenza o nervios. Era de dolor. Si apretaba un poco más, quizás podría provocarle una lesión, que quizás podría ser permanente.

- Si, ¿que?
- No te respeto.
- ¡Bien, por lo menos hemos llegado a un acuerdo - Le miré directamente a los ojos y le dije: - Te voy a dar el privilegio de pagarme haciendo la colada y la plancha. Este va a ser tu castigo por despertarme. Estoy demasiado cabreada contigo esta noche para razonar. - Le solté las bolas y le dije: Esta noche no quiero compartir la cama contigo, así que vas a dormir en el suelo. ¿Te acuerdas de aquel saco de dormir que tenías de soltero? Pues sácalo y duerme en el suelo. Como concesión, te voy a dejar que duermas con una almohada.


Más de media hora se pasó buscando el saco, resto que quedó de cuando se iba con sus amigotes de acampada. Yo sabía donde estaba, pero me lo callé, y él no se atrevió a preguntarmelo.

Mi mente corría como las balas. No podía creer lo que acababa de hacer. Había puesto a Peter a dormir en el suelo. No lo podía creer pero me encantó. Encontré algo sexy, algo excitante en dominarle, en hacer de él lo que me placiera, tratarlo como a un niño pequeño malo, al que su mamá regaña. Y tan excitada estaba que me costó dormir. Por fin lo había conseguido. El dominar a Peter me calentaba, me ponía a cien. Por lo tanto, no sólo iba a conseguir que Peter hiciera las tareas del hogar, sino que además iba a salirme de órbita, a conseguir una satisfacción sexual mejor que nunca antes.

Como estaba muy caliente, no podía dormir. Cogí mi vibrador y me acosté en la cama y me masturbé. Mientras yo me desfogaba, él estaba temblando en el suelo sin atreverse a decir nada. Sin duda debió oir el zumbido del consolador pero se calló. Después del orgasmo, le hablé:

- Escúchame Peter, ni sueñes con tocarte, y menos con masturbarte. Espera, tengo una idea. - Fui al sótano y volví con una cuerda de tender la ropa que había comprado el día anterior y nunca habíamos colocado. - Te voy a atar las manos para que no te masturbes, - le dije. Estaba lanzada cuesta abajo y sin frenos. Era capaz de hacer cualquier cosa. Le até las manos por las muñecas y, mientras estaba haciendolo, se me ocurrió una cosa. Después de atarle las manos, le pasé el resto de la cuerda por debajo de los testículos y alrededor de la base del pene. Ahora tenía las manos atadas a su huevos y a su polla. Le pasé varias vueltas de la cuerda, porque sobraba mucha cuerda. Él no dijo nada, se dejó a hacer y a mi me dio una satisfacción enorme manejarle y atarle como a un pelele.
- Buenas noches, cariño - dije.
- Buenas noches, amor, y siento haberte despertado - contestó-


Me dormí pronto con la satisfacción de haber dado un gran paso adelante. Por la mañana, me desperté como si nada hubiese pasado la noche antes. Vi a Peter todavía dormido y enroscado, en posición fetal. Me metí en la ducha. estaba en el Nirvana con toda el agua caliente resbalando por mi cuerpo, relajada como un bebé, cuando entró Peter con las manos atadas a su aparato. No se como se había puesto de pie sin usar sus manos, pero seguramente su actividad física le había ayudado.

. Tengo ganas de hacer pis. Por favor, ¿me puedes desatar? - Sin decir una palabra, le desaté sacando parte de mi cuerpo de la ducha. Me encantaba que dependiera de mi hasta para hacer pis.


Peter preparó el desayuno y lo tomamos los dos en silencio, sin decir una palabra, cada uno sumergido en sus propios pensamientos. Hubiera dado todo el oro del mundo por conocer los suyos. Esto me hubiera facilitado mucho las cosas. Hubiera sabido hasta donde llegar sin temor a pasarme o a quedarme corta. Cuando tenía que salir para trabajar, le dije:


- Peter, cariño, lava el desayuno y esta tarde, te quiero en casa a las 5 pm.
- Cariño, no puedo a las cinco porque tengo que...


No le dejé terminar.


-Yo voy a estar aquí a las cinco y te quiero en casa para cuando llegue. ¿Está claro?

Asintió con la cabeza. Esto me disgustó:


- Cuando te pregunto algo,espero una respuesta verbal, no un meneo de cabeza. ¿Está claro o el gato te comió la lengua?
- Si cariño. Está claro.


Estábamos en la puerta de casa. Me acerqué a él y le di un beso apasionado en la boca al tiempo que le apretaba el culo con la mano, como él hacía a menudo con el mío.


- Ten un buen día en la oficina, cariño


Le pegué una palmada en el culo tal como el solía hacer conmigo y salí de casa satisfecha.

Tenía mucho en que pensar. Había tenido a Peter cogido de las bolas, no solo real, sino también metafóricamente. Tenía que decidir que rápido quería llevar las cosas y hasta que límite. No deseaba una relación sadomasoquista, y creo que Peter tampoco. Sabía que nuestra vida había cambiado para siempre, y suponía que Peter estaba pensando lo mismo. Decidí tomarme las cosas con calma. Peter y yo éramos jóvenes y tendríamos muchos años para disfrutar de nuestra nueva relación. Pero también preveía que algún día tendríamos que hablar los dos del tema con franqueza y sin tabúes.

A las cinco de la tarde ya estaba Peter en casa. Le ordené que me sirviera un vaso de vino. A los pocos minutos vino con dos vasos de vino. Le reprendí:

- Te ordené que me sirvieras un vaso de vino, no que te pusieras uno para tí.
- Pero yo pensé...
- Cariño, cuando te ordeno algo, no tienes que pensar nada, sólo tienes que hacerlo y punto. Tengo razones para hacer lo que hago. Te voy a entrenar para que hagas las tareas de casa, así que tomar un vaso de vino no es muy práctico, ¿si?
- Si cariño.
- Pues ve a nuestro dormitorio, desnúdate y espérame en el cuarto de baño de arriba.

Me tomé el vaso de vino sin prisas para intentar calmarme. Aunque no lo aparentaba, estaba muy nerviosa. En mi interior esperaba que, en algún momento, Peter dijera algo así como: -Ya estoy harto de ti y de tus bromitas. O nos comportamos como siempre, o nos divorciamos.- Pero esto no sucedió. Me tomé el vaso de vino que Peter dejó sobre la mesa, y como aún estaba nerviosa, le grité a Peter:

-Peteeeer..
- ¿Queeee...?
- Bajaaaaaa...

Cuando bajó, le dije:

- Sírveme otro vaso de vino, cariño.

Se quedó unos segundos mirándome como asombrado, y ante su cara de asombro, le dije:

- Ve acostumbrándote a este tipo de cosas, de que te pida que bajes para ponerme un vaso de vino cuando yo lo tengo más cerca. ¡Ahora sírveme sin perder un segundo!

A los pocos segundos volvió con un vaso de vino. Peter subió al baño otra vez y yo esperé mientras acababa mi tercer vaso de vino. Con los nervios ya calmados por el alcohol, subí arriba:

- Los martes y viernes vas a hacer una limpieza profunda de los baños, y las vas a hacer así, en bolas. Y el resto delos días harás una limpieza superficial. Comprarás una libreta dondeanotar las nuevas reglas y, cada día, anotarás las faenas que has realizado. Ahora ve al sótano y trae el cubo marrón que está lleno de artículos de limpieza.

Bajó a toda velocidad y subió tan rápido como había bajado. Nunca antes había subido y bajado las escaleras tan rápido. Pasé la siguiente media hora enseñándole como realizar una limpieza profunda en el baño.

- Creo que ya sabes como hacerlo bien. Ahora depende de tu voluntad hacerlo o no. ¿Alguna pregunta?
- No, Val. Has sido una buena profesora y muy paciente conmigo al enseñarme.

No pude evitar sonreír al ver cuan sumiso se había vuelto. Le abracé, restregué su colita contra mi pantalón a la altura de mi chochito y enterré mi lengua en su boca. Estuvimos asi 2 ó 3 minutos hasta que me cercioré de que estaba caliente. Cuando empezó a tocarme el culo, le ordené:

- De rodillas en el suelo. Y a limpiar.

Empezó a usar la escobilla para limpiar el inodoro.

- No necesitas eso para limpiar el inodoro. Saca tu lengua.


Me miró de una manera curiosa, como divertida, pero hizo lo que le pedí. Le cogí de los pelos de la nuca y le obligué a bajar la cabeza hasta que su lengua tocó el anillo del inodoro.

- A partir de ahora esta va a ser tu escobilla.


Agarrándole del pelo, le obligué a limpiar todo el anillo del inodoro, moviéndole la cabeza de un lugar a otro. Después le levanté la cabeza, levanté el anillo del inodoro y le obligué a limpiar todo el borde del inodoro con la lengua. Después le obligué a limpiar el interior del inodoro hasta donde le alcanzó la lengua, aunque no era mucho, ya que su gran cabeza no podía entrar del todo. Después limpió todo el baño, esta vez si con los útiles de limpieza. Mientras, yo escuchaba un poco de música. Cuando acabó, repetimos la operación en el baño de abajo.

- Si no quieres enfermar a base de limpiar el inodoro con tu lengua, vas a tener que limpiar los dos inodoros varias veces al día. ¿Entendido?
- Si, Val.

Aquella noche le dejé dormir en la cama, pero le até las manos, como la noche anterior, a sus genitales, para prevenir desahogos sexuales. A mi me venía de perlas, porque mi marido era muy fogoso, y a mi me apetecía hacer el amor nada más que una vez a la semana.

Más tarde le enseñé a cocinar, y Peter se convirtió en el marido perfecto. En lugar del marido egoísta que tenía antes, que se iba los jueves a jugar al poker con sus amigotes, que entendía que colaborar en las tareas domésticas era sacar la basura por las noches, tuve un marido fiel y obediente. Algunos meses más tarde me confesó que me amaba más desde que di un giro de 180º a nuestro matrimonio.