Me llamo Laura y, aunque vivi el Londres desde los 16 años, soy española. Al principio vivía con mi tía, pero después me independicé. Trabajo en una agencia de viajes y hace algo más de dos años conocó a Julio. Lo conocí en una pub y supe que era español porque estaba leyendo la versión internacional de El País. Entablé conversación con él (siempre he sido muy lanzada) y aquella misma noche nos fuimos a la cama. Hasta entonces, nada extraordinario, nada fuera de lo común de mi vida y de la vida de otras chicas de mi edad. Sin embargo, esta relación fue diferente de las demás.
Lo primero es que Julio empezó a seguirme, a perseguirme y a acosarme telefónicamente. Vamos, se hizo el pesado. No es por echarme flores a mi misma, pero como estoy bastante buena, soy extrovertida y simpática, me había pasado lo mismo dos veces antes. En ambas ocasiones no tuve más remedio que ponerme sería, e incluso desagradable y mandarlos a la mierda. Y como tengo un caracter fuerte, no me cuesta nada hacerlo. Es más, en las dos ocasiones, encontré gusto y placer en ponerme borde con ellos. El primero de ellos incluso se puso a llorar. Es increíble pero me gustó hacerle daño.
Pero con Julio fue diferente. Me reuní con él en su casa, le dije que no me gustaba tener una relación seria, y que además, ya estaba teniendo una relación con otro chico, lo cual era verdad. Y entonces me soltó que quería tener una relación femdom conmigo.
- ¿Femdom? ¿Que es eso?
- Femdom es una relación en la que ella es la que manda.
- ¿Eso es como el sado?
- Si y no. Generalmente, el femdom es una relación de convivencia duradera. Muchas parejas femdom son matrimonio, algunos incluso con hijos.
- ¿En que me beneficia eso?
- Bueno, ya se que eres una chica muy liberal y todo eso, pero el femdom es muy apropiado para chicas como tu. Por ejemplo, puedes tener relaciones con otros chicos, pero el hombre no.
Desde aquel momento abrí bien los oidos para no dejar escapar nada. Él encendió su notebook y juntos vimos muchos archivos que él tenía guardados. Cuanto más veía, más me gustaba. Y asi empezamos.