lunes, 15 de agosto de 2011

Mañana dominguera

Entre las nieblas del sueño tardío, me despierto al notar que algo cálido y blando está tocando mis testículos. Más que tocar, es acariciar. Medio despierto, medio dormido, me doy cuenta de que una mano de ELLA me está acariciando las bolas. Intento volverme, cuando me doy cuenta de que mis manos están atadas. Unas esposas metálicas me las mantienen juntas por las muñecas. Mientras, la mano que me acarician los huevos suben para arriba y tropiezan con el CB6000. Mientras, otra mano comienza a acariciarme el culo, cerca del ano. Ya plenamente despierto, empiezo a calentarme. Pero lo urgente corre más prisa que lo importante. Me hago pis:

- Buenos días. Quiero ir al baño
- Buenos días. Ahora no. Espera diez minutos.

La escena se repite cada sábado y cada domingo por la mañana. Yo siempre le pido piedad para ir al baño a hacer mis necesidades, y ELLA siempre me ordena que espere diez minutos, que no controla, y que a veces se alarga, según creo, hasta los 20 minutos. ELLA sigue acariciándome, y yo me quedo inmóvil.

Mi vejiga se llena. Al cabo de unos minutos que a mí me parecen siglos, ELLA se levanta y se va al baño. Escucho con envidia los ruidos que hace en el baño, el correr del agua de la cisterna. Vuelve a la cama y se mete entre las sábanas. Noto la suavidad de su minúsculo pijama de satén de dos piezas, unos minipantaloncitos y un topcito de colores rosa y blanco. Me gusta la suavidad de este pijama que roza contra mi cuerpo desnudo. Pero no estoy en condiciones anímicas para apreciarlo. Solo la urgencia física ocupa mi mente. ELLA se acerca a mí, aproxima su cara a la mía y empieza a besarme. Me veo obligado a corresponder con el húmedo beso. Con su mano derecha acaricia de nuevo mis testículos. Pasan unos interminables minutos en que correspondo al beso. Al cabo de un tiempo considerable, me dice:

- Ya puedes ir al baño.

Nada salvo la voluntad de ELLA me impedía ir al baño, ya que ni el CB6000 ni las esposas me impiden orinar. Las esposas me molestan al incorporarme y ponerme de pie, ya que tengo que hacer un poco de equilibrio. Y el CB 6000 está preparado para orinar con él puesto.

Una vez en el baño, orino con esa satisfacción y gusto que proporciona cuando hace mucho tiempo que te lo aguantabas. Vuelvo a la cama, pero ella me quita mi CB6000. Me echa sobre la cama de espaldas y me pone las manos sobre la cama por encima de mi cabeza y me las sujeta con una sola mano. Como es lógico, no me resisto. La habitación está prácticamente a oscuras, pero noto que ella está desnuda. Con la otra mano me acaricia la polla que se pone tiesa instantáneamente. Me suelta mis manos pero yo sigo con ellas en la misma posición porque, aún sin hablar, se lo que ella quiere.


Se pone a horcajadas sobre mi y, con una mano, coge mi polla y va bajando su cuerpo poco a poco hasta que la penetración se consume. Comienza el típico sube y baja, y ella empieza a gemir hasta que grita por lo bajito. Mi vista es de ella sobre mi, de mi polla que entra y sale de su coño y de su cara casi roja por la calentura y su largo y fino cabello todo enmarañado. Nos corremos los dos casi al mismo tiempo. Cuando acaba se derrumba sobre mi cuerpo, con mi polla medio fuera de su coño. Después de unos minutos de descanso en el que su corazón empieza a relajarse y calmarse, ella se va a la ducha. Yo saco las sábanas manchadas de semen y pongo unas nuevas y hago la cama. Cuando estoy agachado para recoger las sábanas del sucias del suelo donde las dejé caer, ELLA, que salía del baño, al ver mi culo en pompa, me da una palmadita en el trasero. Son ese tipo de detalles lo que más me gusta de ELLA.

Me ducho rápido y me visto de jogging, tal como me ha ordenado. Preparo el desayuno. Ella no pega un palo al agua en casa. Desayunamos y lavo el desayuno y salimos a correr. O se olvidó de ponerme el CB 6000 o no quiso ponérmelo, pero de todos, no importa, pues los domingos solemos estar juntos todo el día. Podía haberme masturbado en la ducha, pues no me lo puso. ELLA odia que me masturbe. Pero supongo que ella pensó que, después de follar, no iba a masturbarme en la ducha.

Corremos por el parque, ella delante y yo apenas medio metro detrás de ella pero a su derecha, cual perrito faldero. Ella marca la velocidad y la distancia. Regresamos a casa y preparo la comida. Ella decide no ducharse hasta la tarde, ya que hace poco se duchó. Le pregunto y me dice que prepare la comida, que ya tiene hambre. El desayuno fue ligero. Cocino, pongo la mesa, comemos y después recogo la mesa y lavo los platos.