miércoles, 17 de agosto de 2011

La pesca

Mi ex murió cuando Sally tenía 13 años.Tuve que hacerme cargo de mi hija, aún a sabiendas que éramos unos perfectos desconocidos el uno para el otro. La mala ... bueno, no quiero insultar a mi ex ahora que está ... en fin ... muerta, pero hizo todo lo posible para apartarme de mi hija. Le decía que yo era malo y le contaba cosas feas de mi. La niña, como es lógico, confiaba en su madre, ya que convivía con ella. Yo solo la veía 2 findes al mes. Mi ex tenía las de ganar. Y yo tenía que tragar.

Desde que ella murió y Sally se vino a vivir conmigo, hizo lo imposible para separarme de Jane, mi novia de entonces. Bueno, Jane se fue y yo me quedé en casa solo con ella. Pensé que eran celos de niña mal criada, nada más.

Hice todo lo posible para acercarme a ella, ganarme su confianza y su cariño. Con los meses parecía que lo iba consiguiendo. Tenía que tragarme toda aquella basura de series de la tele para adolescentes estúpidas. ¡Que mierda me gustaba toda aquella basura de nenas con más hormonas que neuronas! Al año siguiente, con catorce, empezaron a cambiar sus gustos. Se iba haciendo más mayor. Empezó a interesarse por los chicos un poco mayores que ella. Busqué en la guía telefónica una dirección de una ginecóloga, Creí que sería mejor una mujer y no un varón para explicarle como tener sexo seguro.

En el día de su cumpleaños, de su quince cumpleaños, le regalé, entre otras cosas, una caja de píldoras anti-baby. Le dije que siguiera las indicaciones de la doctora, pero sobre todo que no se olvidase tomar ninguna. Le dije que podía traer a casa "a los chicos que prefieras", además, sin hacerlo adrede, se lo dije en plural. Bueno, pero nunca trajo más de uno a la vez. De hecho no trajo más que dos en el primer año. Y nunca juntos.


Llegó el verano del año siguiente. A mi siempre me ha gustado la naturaleza y las actividades relacionadas con ella. El senderismo, el esquí, la caza, la pesca y la recogida de setas. El esquí y la caza no eran posibles en verano y el senderismo era completamente inapropiado para un hombre de 39 con una chica de 16 años. Así que no me quedó más alternativa que la pesca.


Un amigo me comentó que el verano anterior había descubierto un lugar para ir a pescar, muy tranquilo y bonito. El lugar era muy apartado y solitario, pero como yo sabía de un sitio donde alquilaban motorhomes sobre camionetas como la de la foto, no habían muchos problemas. Un sábado quedamos en un bar y, sobre un mapa militar muy detallado de la zona, me explicó como ir. Cuando se lo expliqué a Sally, puso una cara horrible. Casi creí que le había dicho que iríamos de vacaciones al infierno.


- ¿No podemos ir a otro sitio, pa?


Hablamos y al final me contó que, por casualidad, tenía el folleto de un crucero por el Caribe en un transatlántico de lujo.


- ¿No es muy caro, pa?
- Bueno, un poco caro si es, pero este año nos ha ido económicamente muy bien y podemos permitirnos el lujo, dije.


Si cambié de opinión tan rápido es porque había visto que los cruceros duraban tres semanas. Enseguida elaboré un plan. Dejé que se entusiasmara, y cuando fuimos a contratar a la agencia el viaje, pedí uno que empezaba el 8 de agosto. Al salir de la agencia, le dije mientras íbamos en el coche de vuelta a casa:


- Reconozco que tu idea del crucero no es mala del todo. Lo que no hubiera soportado es un mes en una playa atiborrada de gente tostándose al sol como cangrejos. Pero un crucero es diferente. El barco navega, hace bonitas escalas, hay ciudades para ver, etc. Así que desde el 1 al 7 vamos a ir los dos de pesca.


Hizo un mohín de disgusto pero soltó un "bueno" de mala gana. Para quitarle el disgusto, salimos esa noche a cenar.


El 31 de julio por la tarde, nada más salir de trabajar, cogimos la motorhome alquilada y emprendimos el camino. No estaba dispuesto a perder ni un día de pesca. El pronóstico del tiempo era bueno y quería comprobar si el sitio era tan bueno como me habían dicho. A las 3 llegamos a la última población, descansamos un rato, y en cuanto amaneció, salimos después de desayunar. Una hora más tarde estábamos en el lugar indicado, que encontré enseguida, gracias a las indicaciones de mi amigo. El lugar era perfecto. Tenía mucha hierba y la sombra de varios árboles grandes. Había un manantial de agua pura y cristalina. Traíamos algo de comida, pero yo esperaba que sobrara la mayoría, pues tenía la esperanza de pescar mucho y cocinar nuestro propio pescado.


A una milla y media estaba el río siguiendo una pequeña senda bien trazada. Dejé a Sally que se ocupara de desempacar todo y me fui a pescar. Al fin y al cabo, ella se iba a aburrir; pues que se entretuviera preparándolo todo. Me llevé un sandwich, una manzana y una botella de agua del manantial. Le dije a Sally que iba a volver justo al anochecer. El día me fue fantástico, y volví con 5 pescados, dos de ellos de un buen tamaño. Volví a la motorhome más contento que si me hubiese tocado la lotería. Al llegar, encontré a Sally tumbada en una hamaca plegable, escuchando la radio, con una pantaloncitos diminutos y un topcito más diminuto aún. Realmente estaba muy sexy. En su busto se marcaban sus pequeñas tetas del tamaño de media naranja. Por lo demás, Sally era delgada y bien parecida. Está mal que un padre vea a su hija como sexy, pero desheché la idea. Si estaba sexy, era porque realmente lo era, fuera hija mía o de quién fuera. Le pregunté como lo había pasado, y pensé que me iba a contestar de mala gana que muy mal, pero me equivoqué. Me contestó que bastante bien. El tono de voz era bastante alegre. Me contestó que escuchar la radio, que había encontrado una emisora bastante buena y que se le había pasado bien. Que había estado resolviendo crucigramas y otros pasatiempos similares. No me lo creí, la vi nerviosa y le pregunté que otras cosas había hecho.


- Bueno, no te lo quería contar, pero como estaba sola y me dijistes que ibas a venir al anochecer, me puse en bolas, tomé el sol todo el día y eso me dio una sensación agradable, como de libertad, no se como explicártelo porque ni yo misma lo entiendo. ¿Te vas a enojar?


Esta última pregunta me la dijo con una cara de niña malcriada, de niña consentida. No pude menos que reírme. Seguramente la vi nerviosa por temor a  mi respuesta, por si me iba a enojar. Pero también me vino a la cabeza la idea de como estaría mi hija en bolas tomando el sol.


- No me importa cariño. Este lugar es muy solitario y parece que nadie te puede hacer daño.


Ella enseguida cambió de tema.


- Si piensas que voy a limpiar esos pescados, estás muy equivocado. Ni siquiera pienso cocinarlos. Tenemos lechuga y tomate fresco y yo haré una ensalada, y lavaré los platos, pero nada más. No quiero tocar esos pescados asquerosos que has pescado.


Me reí. Es lo que hubiera dicho cualquier mujer adulta en su lugar, y eso me hizo gracia, y me olvidé de la conversación y de mis pensamientos anteriores.


Y así fueron pasando los días. La rutina era la misma: yo salía a pescar por la mañana después del desayuno, me llevaba algo para comer de pie mientras pescaba, y Sally permanecía en los alrededores de la motorhome. Yo había montado una tienda de campaña para dormir yo, ya que por un lado, el lugar disponible era muy pequeño, y por otro, era conveniente que Sally tuviese su propia intimidad.


Sally y yo no nos veíamos más que por la mañana y por la noche. Cuando nos quedamos sin víveres, y hartos de comer pescado, fuimos a la ciudad más cercana, compramos comida y cenamos en un restaurante. En el restaurante comimos carne y ensalada, y al día siguiente, más carne y ensalada. en los siguientes días, cuando capturaba un pescado, lo sacaba del anzuelo y lo dejaba ir. Sally parecía encontrarse bien. No parecía estar a disgusto y yo bromeaba con ella. Incluso me pareció que el penúltimo día no quería volver a casa y que se había olvidado del crucero. Estaba como ausente. Habíamos acordado que el último día yo pescaría por la mañana, mientras ella recogía las cosas, y volvería al mediodía, y nos iríamos después de comer. A mí incluso me pareció que Sally estaba triste.


Al día siguiente me levanté antes del amanecer, me preparé el desayuno y me fui a pescar antes que los días anteriores. Serían las diez de la mañana cuando me llevé la mayor sorpresa del mundo. Por el camino vi venir a Sally con tres hombres de estatura grande y llenos de músculos y greñas, Los tres tenían barbas y melenas largas, más largas y completas que el león de la Metro. Los tres vestían de cuero. Cuando llegaron cerca de mi, deposité la caña en el suelo y dije:


- ¿Que está pasando aquí? ¿Quienes son vosotros?
- Cállate, estúpido. No te importa quienes somos, sino que queremos.


Hablaba el que parecía el líder, el más alto y fornido, con cabello castaño. Al estar más cerca, vi que llevaba un tatuaje que proclamaba su amor por las Harley.


- ¿Que queréis? Todo mi dinero y mis tarjetas de crédito están en la motorhome. Tomadlo e iros.
- Ya hemos tomado tu asqueroso dinero. Y apenas quedaba unos 100 dólares. No hemos venido por tu dinero o por tus tarjetas.
- Bueno, pues entonces, ¿que queréis?
- A tu hija.


Me quedé sin palabras, sin saber que decir. Lo presentía desde que los vi. Y lo temía.


Emprendimos el camino de vuelta hacia el campamento. Yo y Sally íbamos delante. Pude hablar con ella en voz baja.


- ¿Sigues tomando la píldora?
- Si, pá.
- Tienes que portarte bien. Mira, ello son tres, y yo solo uno. Además son más fornidos y están más cachas que yo. Además son más jóvenes. No te puedo defender, así que vas a tener que hacer lo que te ordenen. No hay otra alternativa. Ya tienes 16 años y comprendes como es la vida. Esta es una mala jugada que nos pasa la vida, pero cuando estemos en la civilización, les denunciaremos a la policía.
- OK, pa.
- Mira, como parece que esta situación es inevitable, lo único que te digo es que el trauma de la violación es muy malo, según dicen. Así que para sufrir lo menos posible, trata de disfrutar del sexo. Se que parece horrible lo que te estoy diciendo, pero no te puedo  ayudar de otra manera más que diciéndote que trates de sacar lo mejor posible de esta situación tan mala que vas a pasar.


Cuando llegamos al campamento, obviamente habían tres motos Harley estacionadas allí. Uno de los tres, el que me había hablado en el río y que parecía el jefe, se acercó a Sally y empezó a acariciarla y a ponerse meloso con ella. Uno de ellos, que por cierto, había traído mis útiles de pesca desde el río, me hizo sentar en el suelo con un árbol joven a la espalda, me hizo pasar las manos por detrás del tronco y me ató con mi propio sedal las manos por detrás.


- Te ato para que disfrutes del espectáculo. Durante todos los días que estemos aquí, vas a ver a tu hija follar con nosotros tres, Se que eso te va a calentar y tu polla se pondrá grande y dura, pero ni siquiera vas a poder masturbarte. Y parece que Johnny metió la quinta marcha. Es un decir, vamos, porque va a meter otra cosa. Je, je, je.


Entonces me di cuenta de que esos cabrones pretendían, no solo follarse a mi hija, sino también hacerme ver el espectáculo.


Unos días antes se me había venido a la cabeza de ver a mi hija en bolas. La verdad es que el pensamiento me venía al diario, e incluso varias veces al día. Durante las próximas tres semanas me harté, no solo de verla desnuda, sino follando con los tres a diario, incluso algunos días dos veces al día con cada uno de ellos. O sea, seis veces diarias. Esto incluía también otras cosas que suelen acompañar en una sesión de sexo a la penetración, como chupada de pollas y, a veces, el cumilingus. El tal Johnny, apodado el Toro, siempre era el primero. Pero a poco también incluyeron otras variantes sexuales, como la penetración anal. E incluso, con el pasar de los días, dos de ellos se la follaban simultáneamente, uno por delante y otro por detrás. Y aún más, a veces se la chupaba al tercero, con lo que Sally tenía simultáneamente las tres pollas dentro de su cuerpo.


Yo era un espectador forzado de todo esto. Siempre hicieron el acto sexual al aire libre, delante de mi, y yo atado con las manos atrás del arbolito. En ningún momento, Sally hizo la más mínima demostración de ser forzada a realizar el acto sexual. Es más, no es que parecía disfrutar del sexo. Es que lo disfrutaba. Muchas veces se acercaba cariñosa a uno de ellos y le hacía zalamerías para calentarlo. En cada ronda de sexo, El Toro siempre era el primero. Era el más grande y fuerte de los tres, y tenía la polla más grande y aguantaba más en el sexo. Normalmente iniciaban una ronda de sexo después de desayunar, y la segunda del día, al anochecer. En esta última, para que no me perdiera ningún detalle, encendían una hoguera.


Con esta rutina pasaron los días y las semanas. Me vigilaban mucho, y  nunca tuve la más mínima ocasión de escapar. En la primera semana, uno de los dos secundarios se fue temprano con su moto, y no volvió hasta el anochecer. Vino con un paquete y, según entendí, vino deprisa para no perderse la sesión del anochecer. Esa misma noche me pusieron un CB6000 y un par de esposas. Conocía las esposas, como es obvio, pero nunca había oído hablar de estos cacharros de castidad.


A veces estaba esposado, y a veces no, especialmente cuando tenía que hacer mis necesidades o comer. Durante las tres semanas que estuvimos en esa situación, Sally ni siquiera me habló una sola vez. Evitaba estar conmigo a solas, y evitaba mi mirada.


El 30 de agosto, los dos inferiores, por decirlo de alguna manera, se fueron con sus motos y al mediodía estaban de vuelta los dos montados en una sola moto. Obviamente habían dejado una moto en algún sitio, y esto tenía algo que ver con el día siguiente, último día del mes.


Al día siguiente me despertaron aún de noche. Estaba claro que íbamos a partir. Como es natural, yo sentía curiosidad por saber que iba a pasar con Sally y conmigo.




Estaba amaneciendo cuando Johnny, después del desayuno, mientras Sally y los otros dos recogían sus cosas y las nuestras, me llevó por la senda del río. Se puso a mi lado y me pasó su brazo por encima de mi hombro. Y empezó a hablar:


- Supongo Steve que estarás intrigado por lo que va a ser de ti y de tu hija en el futuro. No se si todavía piensas que nosotros tres hemos violado a Sally, pero no es así. El primer día que llegasteis, nosotros llegamos un par de horas después. Nos encontramos a una chica jovencita en bolas intentando montar una tienda de campaña. Evidentemente, no tenía ni idea de como hacerlo. Nosotros le preguntamos si necesitaba ayuda, y ella nos contestó con una sonrisa. Ni siquiera hizo el más mínimo ademán de taparse. No tenía vergüenza de estar desnuda delante de nosotros. Le ayudamos a montar la tienda y después nos la follamos, evidentemente con su asentimiento. No hubo ninguna violación. Además, tu hija folla de maravilla. A ver, ¿que habrías hecho tu en mi lugar? Seguro que lo mismo. rara vez se presenta una oportunidad en la vida así. Después nos contó toda su vida. La muerte de su mamá, su convivencia desde hacía tres años con un padre al que odia, o sea, tu, su disgusto con la vida que llevaba y que quería llevar una vida más alegre. Nosotros montamos nuestras tiendas de campaña en un lugar un poco más alto. Como no teníamos agua, todos los días cargábamos nuestras cantimploras en el riachuelo de vuestro campamento y nos follábamos a tu hija. Y planeamos lo que pasó en estas tres semanas desde aquel día que nos presentamos en el río. Aún me acuerdo la cara de estúpido que pusistes.




Hizo un pausa.


- Entre los cuatro hemos decidido tu futuro y el de Sally. Ella te odia. Vuestra relación ha mejorado estos tres años porque ella no tiene a nadie en la vida más que a ti. Pero ahora ya nos tiene a nosotros tres. Y no quiere quedarse a solas contigo. Por otra parte es menor de edad. Seguramente pensarás que nosotros somos delincuentes, pero no es cierto. Yo soy médico, Jo es veterinario, y Herb es abogado. Nos ganamos la vida bien, y tenemos una vida burguesa y acomodada como la mayoría. Esta estética es solo para las vacaciones de verano. Somos buenas personas, o al menos lo éramos hasta que conocimos a Sally. Ella nos metió la idea de que teníamos que cambiar su vida. Y ese cambio de vida te va a perjudicar.


Hizo otra pausa.


- El plan de vida de los cinco va a ser el siguiente. Nosotros tres vivimos en una localidad cercana a la tuya. Allí tenemos nuestros trabajos, pero vivimos por separado, los tres de alquiler. Tu hija nos ha contado que encima de tu casa construistes otra vivienda, que tiene entrada por una escalera exterior. Y que hace más de un año no alquilas, por los ruidos que hacían los inquilinos por las noches. Pues bien, nosotros nos vamos a vivir en el departamento arriba de tu casa. Vamos a gastar más en combustible pero nada en alquiler, porque no te vamos a pagar ni un centavo. Aunque no lo creas, esto último es idea de tu hija. Ella aportó muchas ideas.


En esto llegamos al río, y nos dimos media vuelta y emprendimos el camino de regreso. Él siguió hablando:


- Bueno, vamos a ir concretando. Vamos a ser tus vecinos. Tu vas a llevar el CB siempre puesto. No se te permitirá tener relaciones sexuales con nadie. Ni siquiera masturbarte. Tu hija nos visitará arriba todas las veces que quieras. Cuando salgas de trabajar, limpiarás tu casa y la nuestra. También cocinarás, lavarás la ropa y la plancharás. Entre semana no tendrás tiempo para hacerlo todo, pero los sábados y domingos, limpiarás a fondo, tanto arriba como abajo. Sally va a ser tu ama, y tu su esclavo. Harás lo que ella te ordene, y si alguna vez la desobedeces, nosotros tres te castigaremos. Si te portas bien, Sally dice que te quitará el CB6000 y te permitirá que te hagas una paja. Incluso, si te lo mereces, te la hará ella misma con su mano.


El Toro hizo una pausa, y yo aproveché a decir algo que me bullía en la cabeza.


- Supongo que ya habrás pensado que os podría denunciar.
 - Si, por supuesto. Como ya he dicho, Herb es abogado, y bastante bueno. En definitiva, como no hay pruebas de nada, va a ser tu palabra contra la nuestra, y lo que va a decidir va a ser el testimonio de Sally. Si ella no corrobora tus declaraciones, lo vas atener muy difícil. Herbie nos aconsejó que estudiásemos una declaración conjunta, y eso hemos hecho. La policía ni los jueces nos va a pillar con contradicciones. Y si Sally declara a favor nuestro, lo tienes difícil. Tienes una hija con mucha imaginación. Según ella, declararía que la llevastes, con la escusa de la pesca, a un lugar apartado para vejarla y violarla.

Después de la interrupción, El Toro volvió a hablar:

- Para evitarnos problemas, nosotros cuatro firmaremos un contrato de alquiler. Te pagaremos el importe mensual, pero tu le darás a tu hija la clave de tu tarjeta de crédito, ella sacará el importe de lo pagado, y nos lo devolverá. De todos modos, le hemos prometido que nos gastaremos mucho dinero en ella. A partir de ahora será nuestra princesa, pero nosotros tres la cuidaremos también. Ella dice que es buena estudiante y que quiere estudiar para ser ingeniero.


Otra pausa más:


- Sally va a controlar vuestras finanzas y ella te dará cada día el dinero que necesites para trabajar, para tomar un café o un hotdog al mediodía.


Se nos presentó a la vista el campamento:


- Te lo repito. Aunque no te lo creas, la mayoría de esas cosas las ha propuesto Sally. Realmente te odia esa chica. Pero parece ser que no tienes otra opción.