Lo más asombroso de ese verano loco fue lo que pasó la última semana.
Pat le contó a Lucy lo que hacíamos todos los días (la escena re repitió durante toda la tercera semana) y, ¡asómbrate!, quiso haer lo mismo conmigo.
Me obligó a ir a su alcoba, me obligó a desnudar a Tom y chuparle la polla, me obligó a desnudarla, a ella, ¡a mi propia hija!, y también me obligó a ¡lamerle el coño! ¡Lamerle el coño a mi propia hija!
Por último presencié como Tom se la follaba. Tom se acostó en la cama boca arriba, Lucy se puso encima de él metiéndose la enorme polla de Tom con cuidado y despacio. No me podía creer que esa enorme polla entrara en su coñito tan chico.
Pero ella no se puso en posición mirándole a él, sino que se puso dándole la espalda y mirándome a mi. Agarró la polla con su mano derecha y fue bajando poco a poco su cuerpo hasta que la polla le entró hasta donde daba de si el coño de Lucy. Empezó el subebaja lentamente y me miraba con cara de pícara. Disfrutaba no sólo de la follada, sino también de mirarme y de que yo la miraba a ella. Era una situación muy morbosa.
Cuando ambos se corrieron, ella continuaba con la polla de él flácida en su interior pero no se la sacaba. Me hizo un gesto con la mano derecha para que me acercara. Me acerqué.
"Sabes, pá. Cuando salga de él quiero que le chupes la polla y se la limpies de cualquier rastro de semen. Le tienes que quitar todo el semen que tengas con la lengua y tragártelo. Después tienes que limpiarme con la lengua el coño."
Se salió de Tom pero permaneció sentada sobre la panza de él y un poquito de semen cayó sobre la tripa de Tom. Le chupé la polla y la dejé limpia. Después lamí su tripa allí donde había caído el semen que salió del coño de mi hija. Por último lamí el coño de mi hija, del cual aún salía algo de leche.
Han pasado tres años. Desde entonces soy el esclavo sexual de mi ex mujer y de mi hija.