Llevábamos un par de años de casados y unos cuantos anteriormente de novios, cuando Elvira empezó un día a moderme el labio inferior cuando estábamos en los prolegómenos de nuestra follada semanal. Lo hizo suavecito, de tal modo que no lograba distinguirlo de un morreo un poco fuerte. En las siguientes ocasiones, la fuerza con que me mordía el labio fue aumentando, hasta que los labios me quedaban rojos. Yo no dije nada. Pero un día, cuando me estaba chupando la polla, empezó a mordermela. Al igual que con los labios, empezó poco a poco.