Nuria y Pep son una pareja de catalanes que viven en Madrid. Los conocí por un anuncio en internet de parejas que quieren conocer a chicos bisex. Contesté y mandé 3 ó 4 fotos mías en una playa nudista del veranopasado. Ellos me contestaron enviando unas fotos suyas, algunas de la pareja, otras de él o ella, también en una playa nudista. Quedé asombrado con la belleza de Nuria. Era alta, delgada, bien proporcionada, tetas medianas que se mantenían bien en el aire sin caer ni un centímetro para abajo. Tenìa una carita de ángel que asombraba. Quedamos para el sábado por la tarde en una cafeterìa centra de su casa.
Pensé que si Nuria era tan guapa y sexy, debía tener un carácter de perros. Era como una especie de teoría compensatoria que se me formó en la mente.
Pensé que si Nuria era tan guapa y sexy, debía tener un carácter de perros. Era como una especie de teoría compensatoria que se me formó en la mente.
Durante los tres días siguientes no podía hacer otra cosa más que pensar en ella. La gente me notaba raro y los compañeros de trabajo me preguntaban que me pasaba. Y el sábado por la tarde ya estaba media hora antes en la cafetería.
Llegaron con unos diez minutos de retraso. Por supuesto que enseguida la reconocí. Agité la mano para llamar su atención y acudieron a mi mesa. Yo estaba tomando una cerveza y ellos pidieron otra cerveza. No quise beber otra para no perder ni un detalle del momento.
Los dos eran sencillos, agradables, simpáticos y de buen carácter. Me cuesta un poco hacer nuevas amistades al principio, pero ellos dos me lo pusieron muy fácil. Así que pronto me animé y las dos horas de la reunión se me pasaron -- se nos pasaron -- en un santiamén.
Eran cerca de las nueve cunado Nuria propuso cenar en casa de ellos. Por supuesto que acepté enseguida. Y como me habían citado en una cafetería cerca de su casa, fuimos andando.
Su piso era muy pequeño -- sólo un dormitorio -- pero muy bien decorado. Pep y yo cocinamos mientras Nuria se duchaba. Al poco, acudió a la cocina vestida con una bata y unas pantuflas y con el pelo mojado para ver como iba la cena.
Cenamos y después nos fuimos a su cama los tres. Pep me enculó y después yo me la follé a ella. Ya había tenido sexo con un par de parejas antes, pero esta vez fue la mejor.
Cuando acabamos, me fui a mi piso, aunque contento hubiera dormido en el suelo para estar más cerca de ella.
Llegaron con unos diez minutos de retraso. Por supuesto que enseguida la reconocí. Agité la mano para llamar su atención y acudieron a mi mesa. Yo estaba tomando una cerveza y ellos pidieron otra cerveza. No quise beber otra para no perder ni un detalle del momento.
Los dos eran sencillos, agradables, simpáticos y de buen carácter. Me cuesta un poco hacer nuevas amistades al principio, pero ellos dos me lo pusieron muy fácil. Así que pronto me animé y las dos horas de la reunión se me pasaron -- se nos pasaron -- en un santiamén.
Eran cerca de las nueve cunado Nuria propuso cenar en casa de ellos. Por supuesto que acepté enseguida. Y como me habían citado en una cafetería cerca de su casa, fuimos andando.
Su piso era muy pequeño -- sólo un dormitorio -- pero muy bien decorado. Pep y yo cocinamos mientras Nuria se duchaba. Al poco, acudió a la cocina vestida con una bata y unas pantuflas y con el pelo mojado para ver como iba la cena.
Cenamos y después nos fuimos a su cama los tres. Pep me enculó y después yo me la follé a ella. Ya había tenido sexo con un par de parejas antes, pero esta vez fue la mejor.
Cuando acabamos, me fui a mi piso, aunque contento hubiera dormido en el suelo para estar más cerca de ella.