martes, 22 de mayo de 2012

Mi matrimonio femdom

Después de un año y pico con Andrés, le propuse matrimonio. Bueno, en realidad no se lo propuse. Durante este tiempo que convivimos juntos, Andrés había sobrepasado con creces mis exigencias. Un sábado por la mañana, le dije:

- Arreglate que vamos a salir.
- Puedo preguntar a donde vamos.
- Si, voy a comprarte un traje de novio para tu boda.
- ¿Mi boda?, preguntó sin entender.
- Si, tu boda.
- Y, ¿con quien me voy a casar?
- Conmigo tonto, dije con una sonrisa.
- ¿Cuando?
- Ya lo tengo todo arreglado. Nos casamos el 15 de mayo, sábado.

Tras una pausa de algunos segundos, dije:

- ¿Algún problema?
- No, dijo.
Y así fue la conversación en que le comuniqué nuestra boda. Me encanta hacer cosas y después, comunicárselas a él. Es como usar al máximo mi capacidad de decisión. De todos modos, él hace lo que yo le mando. ¿Para que voy a comunicarle mis planes. Hago y deshago según mi criterio, y cuando está todo preparado, le comunico mi decisión. Como el día en que le comuniqué la decisión que había tomado. Así deben ser los hombres de verdad.