domingo, 26 de junio de 2011

La propuesta 2


Continuación de La propuesta.

Al día siguiente era domingo. Tras pasar a recogerme conduciendo mi coche, sin decir nada, ella nos llevó hasta nuestro piso. El recibimiento fue más frío que de costumbre, o al menos, no fue tan cariñoso como acostumbrábamos. Algo había cambiado. Y además, no llevaba el bolso de costumbre, uno pequeño y dorado, sino otro más viejo y grande. Mucho más grande. Y a pesar de que, por su apariencia, llevaba algo voluminoso, no era pesado, porque Ana lo manejaba como si no pesase nada.

Tras entrar en nuestro piso, Ana encendió el ordenador y se puso a ver más páginas relacionadas con el tema femdom. Pero al cabo de un rato largo, me dijo:
- ¿Estás seguro de que quieres proseguir con el tema este? ¿No te vas a arrepentir enseguida?
- No, estoy totalmente seguro. No voy a cambiar de opinión.
- Entonces, si estás totalmente seguro, vamos a empezar ahora mismo. Quiero decir, que voy a empezar a darte órdenes ya mismo.
- Estoy a tu servicio. Ordéname lo que quieras.
- Esta muy bien ese espíritu de servicio, porque te va a hacer falta de ahora en adelante. Baja las persianas del salón.
Después de hacerlo, me ordenó:
- Desnúdate y deja tu ropa en el suelo.
Me agaché y me saqué las zapatillas y los calcetines. Después me saqué la camiseta, los pantalones y me quedé duditativo, sólo con los calzoncillos puestos. Ella giró la cabeza hacia mi:
- Dije "desnúdate" y yo no te veo desnudo.
Me saqué los calzoncillos. La verdad es que, pese a que ella me había visto desnudo en varias ocasiones, esta vez, así en frío, me daba vergüenza. Para mi asombro, y el de ella, la polla se me levantó. Estaba totalmente erotizado. Cuando lo vio, me dijo:

-¡Vaya, vaya! ¿Que, estamos cachondos?
La situación tenía algo de comicidad. Ana, entonces mi novia, está buenísima. Tiene el pelo casi negro, bastante largo y lacio, una cara de muñeca, de niña aún sin madurar. Su cuerpo es de estatura media, bien proporcionado, delgada pero no anoréxica, con curvas, especialmente las tetas, que pese a su delgadez, usa la talla 90 de sujetador, con lo cual resaltan más en medio de su fino torso. Vestía una minifalda muy corta de color beis, y una blusa blanca muy escotada. Esa era su manera de vestir cuando hacía buen tiempo, ropa cara y sexy, y yo estaba acostumbrado a ello, pero al encontrarme en bolas delante de ella, vestida y muy sexy, sin poder evitarlo, me calenté. Puede parecer un contrasentido que me calentara con ella vestida, siendo que la había visto muchas veces desnuda, y aunque nunca habíamos realizado el coito, si habíamos tenido relaciones sexuales, caricias, sexo oral, etc. Pero sin embargo, al verme yo desnudo y a disposición de ella, y Ana tan sexy y atractiva, y yo siguiendo sus órdenes, me produjo una erotización muy alta.

- Ahora, pónte de cara a la pared y pon los brazos en cruz.
Así lo hice. La oí manipular algo detrás de mi, pero como me había mandado ponerme de cara a la pared, pensé que mi obligación era mirar la pared. Al cabo de unos segundos, se acercó a mí por detrás y me puso su bolso colgando de mi muñeca derecha, y en cima de la mano izquierda, un libro bastante pesado, un tomo de una enciclopedia que yo había visto en casa de sus padres. Evidentemente, el libro había estado en su bolso, pero sin embargo, este aún parecía voluminoso. Eso significaba que ella lo había planeado todo en su casa.
- Pon la espalda bien recta. Eso es - dijo al ver que la obedecía. La mirada bien al frente, no bajes nunca la mirada, en tus pies no hay nada interesante. En la pared tampoco hay nada interesante, pensé, pero me lo callé. Los brazos bien rectos, nada de bajarlos. Si te cansas, te aguantas y mantén los brazos bien horizontales, bien paralelos al suelo. De vez en cuando te voy a mirar, y si te veo con los brazos un poco bajados, te castigaré añadiendo un tiempo extra. Los pies bien juntos, no quiero que los separes. Así te será más difícil mantener el equilibrio,pero de eso se trata. No pretendo que estés cómodo, sino al contrario.Son las ocho y cuarto. Vas a estar así hasta las nueve y cuarto. Una hora más o menos.Y no quiero que aflojes tu postura, que bajes los brazos o separes las piernas ni un milímetro. Si no lo haces bien, te castigaré. Si lo haces bien, te premiaré.

Intuí, por los ruidos, que se ponía al frente del ordenador. Peleé, durante un tiempo que me pareció interminable, en permanecer tal como Ana me había ordenado. Me esforcé a permanecer bien tieso, con la mirada al frente, con los brazos bien horizontales. ¡Dios!, nadie sabe lo que puede llegar a pesar un bolso de mujer y un libro después de una media hora de aguantarlo. Luché como un jabato contra el dolor. Los músculos de los brazos se me agarrotaban. Estuve a punto de pedir clemencia, pero calculé que debía faltar poco. Aunque llevaba mi reloj de pulsera, no podía verlo sin deshacer la postura.



Fue un alivio cuando llegó la hora. Oí que Ana se levantó y se acercó a mi por detrás, y de modo cariñoso,pero cínico a la vez, me dijo:

- ¿Ya se echó a dormir mi soldadito? ¡Que lástima! Ahora que la comandante quería jugar con él. Después la comandante le mandará ponerse firmes, y si no lo haces, habrá castigos para el soldadito.


Su soldadito era, evidentemente, mi polla, la comandante , ella, y ponerse firmes, la erección. Me sacó el bolso y el libro y me ordenó bajar los brazos.

- A ver, pon los brazos bien pegados al cuerpo y con las palmas de las manos bien pegadas a los muslos. La cabeza bien erguida, como los soldados cuando se ponen firmes. La espalda bien recta, en una postura marcial. ¡Eso es, con entereza y orgullo militar! Ahora vamos a ver como se porta el soldadito.


Y me empezó a tocar el culo con la palma de la mano derecha. Pronto se me puso "firmes el soldadito". Nuevos comentarios cachondos por parte de ella:

- Vaya, vaya. Por fín se despertó el soldadito. Pero tuve que tocarle el "quinto levanta, tira de la manta" en versión mía para que se levantara y se pusiera firmes.


Con las manos en mis hombros me hizo dar media vuelta y, agarrándome del "soldadito" con una mano, me arrastró hasta la alcoba de matrimonio.

- Desnúdame.


Me puse a quitarle la ropa, empezando por los zapatos de tacón que llevaba y acabando con la ropa interior. Ella hablaba mientras yo realizaba la tarea encomendada.

- Cuando estemos casados, tu te vas a ocupar de todo en la casa, incluso de vestirme y desnudarme. ¿Sabías que en el siglo XIX las damas de la alta sociedad acostumbraban a tener una doncella que las vestía y las desnudaba? ¿Te acuerdas de Lo que el viento se llevó, de la negra gorda que vestía a Scarlett O'Hara? Bueno, pues tu vas a ser mi negra gorda y me vas a desnudar y vestir todos los días. Esa va a ser una de tus tareas diarias.


Cuando acabé, me dijo en tono irónico:

- Veo que mi soldadito todavía está firmes. Bueno, pues hoy no le voy a dar el gusto y no le voy a permitir que escupa su asqueroso líquido blancuzco. El soldadito va a tener que relajarse cuando se canse de estar firmes. Y tú, ahora, lame mi coño.


Se recostó sobre la cama. pero con los pies en el suelo y su coño justo al borde de la cama.

- Arrodíllate entre mis piernas y empieza a dar trabajo a tu lengua.


Así lo hice, y durante unos 20 minutos, me apliqué al cunilingus con dedicación, que por cierto, realizaba por primera vez en mi vida, no sólo a ella, sino a cualquier mujer con la que antes había tenido relaciones sexuales. Esta primera vez fue un poco desconcertante. Hasta aquel momento el coño de las mujeres no era más que un sitio donde meter mi polla, correrme, disfrutar y salir cuanto antes. Al principio me dio, no asco, pero si un poco de repelús. Pero conforme vi que ella se calentaba con las caricias de mi lengua, y movía sus caderas de un lado al otro, y después de arriba a abajo, y empezó a gemir, primero por lo bajini, y al final más alto, me calenté, y mi soldadito, que ya se había puesto en la posición de ¡descansen ar!, volvió a la posición de ¡firmes, ar!. Me sorprendió, pero yo también estaba disfrutando. Al final se corrió, y mi boca se llenó de una pequeña cantidad de líquido, que tenía un sabor agradable. Era el sabor más íntimo de ella.

Al verme otra vez empalmado, volvió al salón donde había dejado el bolso y volvió con un bowl de cocina y una cucharita, me puso el bowl de bajo de la polla y me hizo sujetarlo con las manos. Después empezó despacio y suavemente a hacerme una paja. Fue despacio, muy despacio, y cuando le supliqué que fuera más deprisa, no me hizo caso, y siguió cascándomela despacio. Acabé corriéndome en el bowl y después cogió la cuchara,y fue recogiendo mi semen con ella,y me lo fue dando como si fuese un bebé al que su mamá le da la papilla con la cuchara. No me gustó el sabor, lo encontré desagradable. Al ver la cara que ponía, me dijo:

-No te preocupes, ya te acostumbrarás al sabor. Se supone que las mujeres tenemos que chuparos las pollas a vosotros y tragar vuestro semen, y nosotras no podemos recibir el mismo trato. ¿Cuantas veces te he chupado la polla y me he tragado tu semen, y me acostumbré a su sabor, y nunca dije una sola palabra, nunca repliqué ni dije: Esto no me gusta hacerlo, y sin embargo, lo hacía sin chistar? Pues ya no va a suceder más veces. La última vez que te chupé la polla y me tragué tu semen, fue la última vez en toda mi vida. No volverá a pasar. Pero no creas que nunca volveré a chupar una polla. Si lo haré, sólo que no será la tuya. Cuando esté caliente, me acostaré con quien quiera, y tu nunca dirás una sola palabra. Es más, lo haré delante de ti, y no tardaré mucho. La misma noche de nuestra boda lo haré. Estoy pensando un plan para correrme la mayor orgía la noche de bodas. Y tu estarás presente y filmándolo todo, pero no participarás.

Después de esto, ella me llevó a mi casa y después se fue a la suya. Y así acabó el fin de semana en que le propuse aquello del femdom. Pero esta historia no acaba aquí, sino que continuará en próximos capítulos.

PARA CONTINUAR

sábado, 18 de junio de 2011

Toma tu pastel y cómetelo

Muchos de nosotros somos demasiado jóvenes como para recordar los años 50, pero todos tenemos una impresión general de aquel tiempo tan simple. Sólo mencionar que la década evoca una imagen idílica en la que el marido trabaja duro para volver a casa con su cariñosa esposa. La casa está impecable, la cena está en la mesa, y ella se abalanza sobre él para satisfacer cualquier necesidad. Él toma las decisiones, y ella sólo necesita de cumplirlas. Ella no tiene dinero por sí misma, sino que maneja un presupuesto para garantizar el buen funcionamiento de la casa con el dinero que él le había entregado.

Bueno, quizás no sea tan idílico para la damita. Y además, nos gusta los trabajos que tenemos ahora. Nos gusta el dinero y la independencia. Nos gusta el hecho de que podemos tener nuestra carrera profesional, nos gusta el hecho de que a la gente les gusta lo que tenemos que decir. Nos gusta tener la última palabra. El problema es que todavía tenemos que hacer todas las otras tareas también. Oh, seguro, tenemos máquinas que ahorran trabajo, como lavadoras automáticas, lavavajillas, y tenemos comida preparada y para llevar a casa, pero, a pesar de ello, todavía parece, bien... trabajo duro...

Las nuevas buenas damas son aquellas que pueden tomar su propio pastel y comérselo. Podemos tener el mayor trabajo y la mayor responsabilidad. Podemos tomar las decisiones -un número creciente de mujeres lo están descubriendo- en casa así como en el trabajo. Muchas mujeres han descubierto que hay una legión creciente de hombres que están deseosos de apoyar a sus esposas o amigas en su carrera, no sólo haciéndolo (¡por fín!) su justa parte de las tareas domésticas, sino haciendo todas las tareas domésticas y permitiendo a sus esposas que tomen todas las decisiones. ¿Que obtienen ellos de esto? Bien, parece que ellos sólo desean hacernos felices. ¡Algunos hombres ponen a las mujeres en un pedestal. Parece que ahora ellos están preparados para limpiar alrededor del mismo.

Para descubrir algo más, hablé con una pareja que vivían exactamente este tipo de vida. Susan y Steve Rennie (no son sus nombres verdaderos) han estado juntos durante ocho años y casados durante cinco de esos años. Hablé con ellos en su lindo (¡y limpio!) departamento en Londres. Steve me hizo pasar y muy amablemente tomó mi abrigo y mi bolso. Él es alto, delgado y tiene una apariencia bastante buena, vestido con unos pantalones y una camisa elegante. Parecía encantador y relajado. Susan estaba en el living. Acababa de llegar del trabajo y todavía vestía el uniforme habitual de la ejecutiva de éxito -un traje chaqueta gris oscuro con las medias y los zapatos de tacón de color negro. Ella era sorprendentemente atractiva y no era lo que yo me esperaba. Tenía los ojos negros, ojos danzarines y una sonrisa ganadora. Cuando hablaba, tenía un pequeño rastro de un educado acento escocés. Me sentí inmediatamente como en casa. Steve me preguntó que quería tomar, y en lo que me pareció segundos, volvió con mi petición, un gin tonic perfecto, con hielo y una rodajita de limón fresco, junto a un vaso de vino que Susan no le pidió, pero que él parecía lo que ella quería, todo servido en una bandeja de plata. No se trajo una bebida para él.Yo estaba esperando que pasaría después. ·Gracias, Steve”, dijo Susan. “Puedes tomar un vaso de zumo de naranja si lo deseas”. Steve le dio las gracias y volvió a la cocina. Susan sonrió y simplemente me dijo: “Este es su pequeño regalo. Normalmente solo le permito agua”. Inusualmente para mí, yo estaba callada. Susan llenó el vacío con una pregunta.”¿Quieres que Steve esté con nosotras para la entrevista o prefieres charlar conmigo a solas?” Solté que prefería entrevistarme con los dos a ala vez, y tan pronto como Steve se sentó con su bebida de zumo, empezamos la entrevista.

Stephanie: Susan, ¿como describirías vuestra relación?

Susan: Bien, pienso que la expresión que mejor describe la naturaleza de nuestra relación es lo que ahora conocemos como una “Female Led Relationship” (una relación conducida por la mujer). No hay nada siniestro o extraño en ello. Es sólo que Steve y yo hemos llegado a darnos cuenta de que yo soy mejor en la toma de decisiones y decidir que cosas pueden ser realizadas, y él era feliz si yo tomaba ese rol.

Stephanie: ¿Como llegasteis a esa conclusión?

Susan: Habíamos estado juntos durante dos años, creo, y viviendo juntos durante un año más o menos. Trabajábamos los dos duro al principio de nuestras carreras profesionales. Incidentalmente nos encontramos en el mismo estudio de consultoría legal de la City; pero pronto después de eso, abandoné para unirme a una firma de abogacía para la que aún trabajo. Mi carrera empezó realmente a despegar y yo estaba tan ocupada en el trabajo que le pregunté,o casi le dije a Steve que él debería tomar más responsabilidades en las tareas hogareñas. Recuerdo que me sorprendí cuando no sólo me dijo que lo haría -sin ninguna discusión- sino que realmente me dijo que no me preocupara, que se haría cargo de las tareas del hogar, de todas ellas, y que le encantaría hacerlas por mí. Al principio sospechaba un poco. ¡Pensé que había algún tipo de truco! Pero estaba demasiado cansada para preocuparme por ello. Y realmente él lo hizo. Él dejó de ser ese tipo de tipo de “con los pies encima del sofá mirando fútbol mientras yo hacía todo el trabajo” a pasar a ser “déjame hacer eso por tí”, Enseguida yo lo acepté. De hecho, cuando yo a veces trataba de hacer la colada u otra cosa, Steve se levantaba disparado y me hacía sentarme mientras él lo hacía. Yo estaba aturdida pero feliz, y en realidad no pasó mucho tiempo antes de esperar que sucediera. De pronto me encontré preguntándome porque el suelo no estaba limpio.
Fue más o menos en aquello tiempo en que me ascendieron en el trabajo. Me encontraba en una posición bastante alta como una mujer joven en un bufete de abogados de empuje. Una noche le confesé a Steve que me encanta decirle a los hombres mayores que deben hacer y el hecho esque realmente me encanta la autoridad. Steve me sorprendió una vez más cuando me preguntó:”¿Te gustaría mandar también en casa?”

Stephanie: ¿Y cual fue tu reacción?

Susan: Bien, estaba atónita. Especialmente cuando él me explicó lo que realmente quería decir con ese tipo de cosas pervertidas. Estaba horrorizada. Quiero decir que se que es una dominatrix, de hecho, una vez me vestí como una de ellas cuando fui a una fiesta de disfraces cuando estaba en la universidad, pero eso no es en lo que yo estaba metida. Afortunadamente Steve se preocupó mucho de aquello no era lo que él quería y me habló del término “Female Led Relationship”. Ahora debes recordar que Internet no estaba tan avanzado como ahora, pero yo empecé a guglear un poco. Otra vez, tuve un poco de suerte. Se que hay un montón fantasías masculinas centradas en este tipo de cosas, pero uno de los sitios que me encontré fue el foro de “She Makes the Rules” (Ella hace las reglas). Está dirigido por mujeres y es muy amigable. No hay casi perversiones raras y las otras mujeres me ayudaron a entender porqué mi hombre ha acudido a mi y me ha pedido que tome la autoridad sobre él. Esta web salvó mi vida. No lo puedo decir más claro. Es realmente un recurso muy valioso para las mujeres que justo empiezan en un FLR. Me vi como una "mujer real"y me permitió acceder a los secretos del foro solo para mujeres, donde las otras mujeres ayudan mucho. Me ayudó tanto que ahora soy una moderadora de SMTR y ahora soy yo la que ayuda a otras mujeres.

Stephanie: ¿Que aprendistes?

Susan: Bien, creo que lo más importante es que nadie puede decirte como "hacerlo bien". No hay una forma correcta de llevar una relación FLR. La forma en la que quieres llevarla es tu forma correcta de llevarla y sólo para ti. En muchos sitios, con demasiada frecuencia, los hombres dicen: "Oh, tu debes hacer xyz", o "tu no eres una ama adecuada hasta que no hagas "abc". Esto sinceramente no tiene sentido. Si nuestra relación tiene que ser dirigida por mi, esto significa que yo estoy al cargo de ella, y hago lo que quiero hacer, lo que se acomoda a mi ser, y lo que es mejor para NUESTRA relación.

Stephanie: Así que una vez tuvistes tiempo de pensar sobre ello...
Susan: Supongo que siempre había sido una mandona, incluso cuando era niña, así que cuando el shock inicial había pasado y cuando tuve tiempo de absorber lo que realmente significaba, empecé a pensar que la situación podía adaptarse bien a mi caracter. Ahora realmente disfruto con el concepto de estar completamente al cargo de todo.
Stephanie: ¿Como funcionó en los primeros días?
Susan: Bien, no fue siempre fácil. Nosotros éramos una pareja bastante normal. Ambos éramos de caracter fuerte e inteligentes, ambos teníamos experiencias y puntos de vista distintos, pero poco a poco nos adaptamos a nuestros nuevos roles. Yo descubrí la mejor manera de usar las habilidades de Steve para nuestro mútuo beneficio, y él aprendió a confiar ciegamente en mi.
Stephanie: ¿Habían momentos "aha"?
Susan: ¡Oh, muchos! Recuerdo una vez que yo quería ver una telenovela en la tele y él quería ver un partido de fútbol.
Steven: ¡No era un partido viejo! ¡Era un partido de clasificación de Inglaterra para la Copa del Mundo!
Susan: Si, bueno. Para mi no era más que un estúpido partido de fútbol. De cualquier modo, en aquellos días sólo teníamos una tele y pensé que iba a haber una pelea. La verdad sea dicha, yo podría haberle dejado ver su partido, porque mi telenovela no era importante. No la seguía regularmente, porque a veces no podía, por alguna circunstancia, ver una capítulo. Pero yo estaba en mi papel de lideresa y le dije: "Yo necesito ver mi programa, y hay colada por hacer. Ve y hazla". Cuando Steven se levantó y me dio el control sin decir una palabra, una luz de satisfacción se encendió en mi cabeza.
Stephanie: ¿Como se desarrollaron las cosas desde entonces?
Susan: Imagino que nos establecimos en nuestros roles. Nuestro hogar se convirtió en un lugar feliz. Sin estress, sin conflictos. Las cosas se hacen. Nos acercamos el uno al otro. Después de un añó más o menos. nos casamos.
Stephanie: ¿Y como fue la boda?
Susan: Fue una boda bastante convencional. Una típica fantasía femenina. Un gran vestido blanco con todos los adornos.
Steven: No totalmente convencional.
Susan: Bien, es cierto. Tuvimos una vicaria femenina, pero no es tan inusual en estos días.
Steven: ¿Y los votos?- Susan sonrió.
Susan: ¡Oh, si, es cierto! Tuvimos unos votos un poco anticuados y viejos. - Steven levantó las cejas significativamente. Susan le golpeó ligeramente en los muslos y enrojeció.
Susan: Es solo que era al revés de los votos tradicionales. Steve prometió amarme, honrarme y obedecerme. Y yo solo prometí amarle y honrarle.
Stephanie: ¿Y cual fue la reacción de la gente?
Steven: Bien, supongo que los amigos más cercanos que sabían del tema no se sorprendieron. El resto de la gente probablemente no se dio ni cuenta, y aquellos que lo hicieron,debieron pensar que fue un error de la vicaria.
Stephanie: Fuisteis un poquito más lejos que eso, ¿no es cierto?
Steven: ¿Te refieres al cambio de apellido? (yo asentí). Esto fue más difícil de lo que esperaba. Me mostré de acuerdo en tomar el apellido de Sue. Cuando una esposa toma el apellido de su esposo, es todo más fácil.Cuando quise tomar el apellido de Sue, tuve que hacer un montón de papeleo, pero básicamente se reduce a tomar su apellido oficialmente.
Stephanie: ¿Pero como fue con vuestros amigos y familia?
Steven: Bien, tengo que admitir que estaba asustado. Debería haber dicho que Sue era la Jefe de nuestro Hogar, y que estaba orgulloso de tomar su apellido, pero en realidad dije que ella era hija única, lo que es cierto, y que ella era la última de una larga lista de Rennies, lo que también es cierto, y que nosotros no queríamos que el apellido se extinguiera, lo que fue una salida fácil, pero probablemente era necesario para evitar la vergüenza de los miembros mayores de mi familia. La mayoría de la gente ya se acostumbró, y probablemente ya no recuerda mi apellido de antes.
Stephanie: Así pues, Sue, ¿que significa en términos prácticos estar en una relación FLR?
Susan: Bie, en términos prácticos, esto significa que, cuando me levanto temprano para esa importante reunión, se que voy a tener la ropa interior limpia, se que mi blusa y mi falda van a estar bien planchadas. No tengo que preocuparme por todas esas pequeñas cosas. Son sólo pequeñas cosas, pero se vuelven importantes cuando no funcionan. También significa que la vida es más eficiente. En el pasado, aunque solía salirme con la mía en las decisiones, primero tenía que debatirlo mucho con Steve, argumentar una y otra vez, darle vueltas y vueltas hasta que al final llegábamos a un acuerdo. Ahora todo este proceso está cortocircuitado. Pregunto a Peter por su opinión (que puede ser valiosa dada su experiencia), la tomo en cuenta, y después le informo de mi decisión. Mucho más rápido.
Stephanie: Steven, ¿y que tal con respecto a ti?
Steven: Bien, amo mucho a Susan. Me encanta verla tan feliz y con tanto éxito en su carrera, y me enorgullezco por ser un gra apoyo para ella.
Stephanie: ¿y tu realmente haces todo el trabajo de la casa?
Steven: Si, Aunque a Susan le gusta cocinar a veces. Naturalmente siempre quito la mesa y frego los platos. Fue duro al principio, pero luego se convirtió en una segunda naturaleza. Me sentiría mortificado si viera a Sue planchando o haciendo la colada. No sería lo correcto. A veces es duro también para ella. Ocasionalmente ella trabaja desde casa, y yo no estoy normalmente en casa durante el día. Realmente tengo que insistir en que no limpie lo que ensucie o que no ponga el lavavajillas. Ella no debería hacer ese tipo de cosas. Ahora estoy muy orgulloso de que su casa está limpia, de que se puede estar confortablemente aquí y traer amigos sin temor de ser avergonzados.
Además, no se de donde salió la tradición de que las mujeres haciendo las tareas de casa. Después de todo, los hombres somos, por lo general, más fuertes, y algunas tareas caseras requieren algo de actividad física. Yo me desespero cuando veo a Sue pasar la aspiradora.
Stephanie: Ok. Y ahora tengo que preguntar, ¿que tal vuestra vida sexual?
Susan: (Susan sonrió y se puso un poco roja) Bueno,pienso que es bastante normal, de verdad.
Stephanie: ¿No hay ninguna diferencia entre antes y después?
Susan: No realmente. Nosotros tenemos una vida sexual bastante saludable y activa. Si es cierto que Steve está más atento a mis necesidades ahora que antes. Steve suele decir que no es feliz si no me deja satisfecha antes.
Stephanie: OK. Última pregunta. Sue, ¿eres feliz en este role? ¿Te gustaría regresar a la posición que tenías antes?
Susan: Oh, no,por supuesto que no. No me gustaría regresar a la posición anterior después de haber saboreado estar al cargo de nuestro matrimonio. Soy feliz, muy, muy feliz.
Stephanie: ¿Steve?
Steven: El hecho es que Sue es feliz, y eso me hace feliz a mi.

Este parecía un buen momento para terminar la entre vista. De hecho, desde aquella primera vez, me he encontrado con ambos en varias cosas, y nos hemos vuelto buenos amigos. Puedo asegurar que, sin temor a equivocarme, son una pareja feliz y muy bien compenetrados. Tienen un amplio círculos de amigos y se llevan bien con todo el mundo. Sue parece feliz de estar al cargo y Steve parece feliz de aceptar su autoridad. Nunca les he visto discutir, y a menudo basta con un solo gesto de Sue para que Steve comprenda lo que tiene que hacer. En muchos sentidos, son un modelo para el futuro. El modelo de los años 50 reconvertido en el modelo de los 2010, pero puesto al revés: la mujer trabajando y el hombre como "amo de casa".
Stephanie:

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