viernes, 2 de diciembre de 2011

Las nuevas reglas

Me casé con la hija única de una familia rica, ¡ojo que tiene uno! Pero al cabo de un par de años de matrimonio, mi mujer me pilló follando con una veinteañera que estaba buenísima, pero que supuso mi perdición. Ademas me amenazó con el divorcio. Antes del matrimonio había firmado un contrato de separación de bienes que suponía, en caso de divorcio, mi ruina total y que me viera en la calle. Para más INRI, yo trabajaba para la empresa de mi suegro. No hace falta ser un lumbreras para darse cuenta de que el despido era inminente en caso de divorcio. En los años que llevábamos juntos me había acostumbrado al lujo y a la buena vida. Apenas si trabajaba, teníamos empleados en casa para hacer todo lo desagradable que hay que hacer en una casa, teníamos lujos como una bañera de hidromasaje, etc. Solíamos ir a cenar a restaurantes caros al menos una vez a la semana, viajábamos con mucha frecuente, en verano, en los puentes, semana santa, etc., y yo no estaba dispuesto a renunciar a estos lujos.

Hable con Adela y le conté todo lo anterior, pero siempre tratando de guardar mi honor de macho. Pero ella me soltó:

- Me estas pidiendo que anule mi petición de divorcio, pero parece que tratas de conservar tu orgullo masculino. A mi no me parece una forma convincente de pedir algo que deseas tanto.

- ¿Que quieres decir?

- Al menos, deberías pedírmelo de rodillas.

- ¿Que? - dije asombrado.

- Sabes que soy una persona muy seria y no hablo nunca en vano. Si quieres pedirme que anule el divorcio, hazlo de rodillas. Humíllate delante de mi.

Lo hice. Me puse de rodillas y le pedí que anulara los tramites del divorcio que apenas había iniciado. No le pareció muy convincente mi actuación, y me hizo repetirla varias veces, como media docena de veces hasta que le pareció bastante convincente.

- Espera, voy a por la cámara de vídeo para grabarlo. Quiero tener un vídeo de tu humillación para enseñártelo cada vez que cada vez que se te olvides, pero también para refocilarme en tu humillación.

Tuve que humillarme una media docena de veces más hasta que salió un vídeo que a ella le pareció bastante convincente. Mis sentimientos eran contradictorios. Por un lado esta humillación chocaba con mi orgullo masculino, pero por otra, me gustaba.

Pese a todo lo que me había obligado a hacer, no me prometió todavía nada, me mandó a casa de un amigo donde había pasado las dos últimas noches, y me dijo que pasara por casa el siguiente sábado a las seis de la tarde para que escuchara las nuevas reglas. Obviamente, le pregunté que era eso, y me dijo que ella no podía permitir que lo que había pasado volviera a pasar de nuevo. Y me despidió.

El sábado volví y me dio las nuevas reglas:


  1. Debía llevar siempre un pennis lock, una especie de jaulita para mi polla con un candadito cuya llave ella mantendría siempre bajo control. Me llevó al ordenador y me buscó en un buscador y vi que mierda era aquello.
  2. Ella buscaría los amantes que quisiera, pero yo, obviamente, no podía hacer lo mismo, pues precisamente para condeguir mi fidelidad sexual plena quería comprar la jaulita mencionada. Protesté, pero no sirvió de nada. Le dije que no era justo, y ella me contestó que yo le había engañado, pero ella no me iba a engañar. Propiamente no era un engaño. E iba a traer sus amantes a casa siempre que ella quisiese.Mientras ella follaba, yo tenía que permanecer en otro cuarto.
  3. Si ella encontrara un amante que le gustase y que no le importara que yo le chupara la polla, después de correrse en el coño de ella, yo tenía la obligación de hacerlo. Como ella dijo, tendría que limpiar su polla con mi lengua.
  4. Nunca tendría derecho a pedirle sexo. Yo no iba a follar más que con ella, pero no quería verse presionada. Ni siquiera podía masturbarme si ella no me sacase la jaulita. "Así obtendré tu obediencia. Te dejaré que te masturbes sólo si te portas muy bien conmigo y me obedeces", dijo.
  5. Yo iba a dormir en una dormitorio para invitados. Nunca más dormiríamos juntos.
  6. Yo iba a ser su criado, o como ella dijo, su criada. Obviamente, teníamos servicio doméstico, pero era externo, es decir, por la noche, en la casa estábamos solos ella y yo. Entonces yo tendría que vestir un vestido clásico de criada, negro con bordados blancos y cofia. Además, por la noche tenía que cocinar, fregar y hacer alguna cosita más que ella me pidiera.
  7. Nunca más la vería desnuda. Solo sus amantes lo iban a hacer. Antes de entrar en cualquier habitación de la casa, especialmente nuestro... quise decir, su dormitorio, tendría que llamar con los nudillos para que ella me concediera permiso o me dijera que esperara.
  8. Cuando follara con su amante, yo entraría después y le limpiaría el coño con mi lengua pero siempre con la luz apagada. Después entraría al baño para ducharse y yo le chuparía la polla a él.
  9. Obviamente, follaríamos con la luz apagada.
  10. Tendría que llamarle "señora", "mistress", "ama" o cualquier otra denominación que ella deseara.

Pero sobre todo, tendía que obedecerla siempre por encima de todo. Ella iba a ser mi diosa. Lo único que me prometió que si yo obedecía, no iba a pegarme. Pero si la desobedecía, me iba a castigar físicamente.

ACEPTÉ. No se porqué pero aquello empezó a gustarme. Ya había empezado a disfrutar el miércoles anterior con la humillación de pedirle perdón.

Y todo se cumplió. Pocos meses después, encontró un novio, como ella le llamaba, un tal Pedro, que tenía una polla tan dura como una piedra, como pude comprobar al chupársela para limpiarla con mi lengua. Nunca antes había fantaseado con chupar una polla o con ser gay o bisex, pero me gustaba chuparle la polla  de Pedro con restos de su leche.

Nunca más volví a ver a mi mujer en bolas. Lo máximo que la vi era con un diminuto bikini, y ahí empecé a darme cuenta de los buena que estaba, delgada, con curvas,  guapa, con un par de tetas de un tamaño medio.

Como Pedro tenía una polla grande (mayor que la mía) y era un buen amante (mejor que yo), el día que cumplieron un año de amantes, Pedro le pidió que ya no follara más conmigo. Ella aceptó inmediatamente. A partir de entonces, solo me quitaba mi CB6000 para que yo pudiese masturbarme. Y poco a poco fue espaciando esta práctica cada vez más. Un día decidió solo permitir que me masturbara una vez al mes. Yo cumplo años el 16 de mayo, así que todos los día 16 me deja que me masturbe, es decir, 12 veces al año. Pero añadió un día más el 25 de diciembre, como regalo de Navidad de Mamá Noel y el 6 de enero, por los Reyes.

Sigo disfrutando del nivel de vida de antes, y además, ahora soy más feliz. Sería más feliz si me dejara verla desnuda y me permitiese masturbarme más a menudo, pero varias veces que lo hemos hablado, insiste en que no, que lka mfelicidad consiste en desear mucho las cosas antes de obtenerlas. Si tienes muchas cosas, no las valoras.

Ahora ya no es cariñosa comingo como cuando nos casamos. Ahora se muestra cariñosa solamente con Pedro.


Texto de la foto: Oh cariño... Lo siento, pero Mike dice que no se te permite más ver mis tetas desnudas. Él dice que son solo para hombres de verdad.